Benedicto XVI celebró su última audiencia papal en la plaza de San Pedro donde se congregaron miles de fieles. La ceremonia fue el último acto multitudinario del actual sumo pontífice, que mañana dejará de ser papa.
Afirmó que mientras estuvo en el trono papal tuvo momentos de alegría pero también "momentos difíciles", pero que siempre se ha sentido guiado y protegido por Dios. Asimismo, indicó que "amar a la Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, teniendo siempre presente el bien de la Iglesia y no el de uno" y aseguró que ha renunciado al papado "en plena libertad" al notar que sus fuerzas se han venido disminuyendo.
Benedicto XVI —quien durante casi ocho años ha sido obispo de la ciudad eterna— recorrió la plaza para estar más cerca de los presentes, que no cesaban de corear su nombre mientras ondeaban banderas de numerosos países y lemas de apoyo y agradecimiento. "Gracias de corazón. Estoy realmente conmovido y veo a la Iglesia viva", dijo el sumo pontífice en su discurso.
A las 09:30 GMT entró en su papamóvil en la plaza de San Pedro del Vaticano para saludar a los fieles antes de celebrar la última audiencia pública de su pontificado. Al lugar han asistido más de 150.000 fieles de todo el mundo que empezaron a congregarse desde tempranas horas de la mañana.
El jueves 28 se reunirá por la tarde con los cardenales en la Sala Clementina del Vaticano y a las 19:00 GMT dejará de ser papa y se abrirá la llamada Sede Vacante, el tiempo que transcurre desde la muerte o renuncia de un papa hasta la elección del siguiente.
Benedicto XVI confesó el pasado 11 de febrero que no tiene fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino, por lo que decidió dimitir a su cargo de máxima autoridad de la Iglesia católica. La última vez que se produjo una renuncia al trono papal fue en 1415. El código canónico estipula que el sumo pontífice puede dimitir sin necesidad de aprobación alguna, la única condición es su libre voluntad.