El novio de Cristina

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Por Lucas Carrasco
Publicado en su blog República Unida de la Soja

Fontevecchia sacó un suplemento de calumnias e injurias de Perfil en formato diario. Se llamó Libre.Fue, como el propio Perfil, un fracaso económico, pero más pronunciado. Querían competir contra Popular y Crónica.

En el mismo momento, Magnetto, que como todo nuevo rico ayuda al pariente pobre de moral dudosa siempre y cuando no quiera crecer demasiado, le metió un paskin llamado Muy Enojada.

Fontevecchia quebró, para variar, y Torrente y el Gordo Motoneta, Lanata y Darío Gallo, junto a esa comparsa de mercenarios morales pasaron a la redacción de Clarín. Como detectives privados de divorcios. Hay algunos pendejos mejor formados como Pablo Javier Blanco. Pero en general, los viejos de esa camada de calumniadores ya están fuera de toda ambición literaria o periodística. Fueron a jubilarse moralmente con un buen sueldo a Clarín. La última parada, total, los viejos amigos no le atienden el teléfono. Y pueden reencontrarse, en ese bajo fondo del patetismo que es sentirse avergonzado de sí mismo, con los que alguna vez y allá lejos, fueron sus enemigos.

Quedó, sin ventas, quebrado y con un conflicto sindical en puerta, el diario Muy. Pero los mercenarios morales, por los apuros políticos de Clarín, habían pasado a la redacción del diario importante. Así que Muy Enojada quedó como un Seprin propio. Es el diario Clarín de mañana. Tira montañas de basuras que, si cuajan en esa ultraderecha de extrema izquierda que está Muy Enojada, pasan, luego, como verdades a la mugre de los foros en Clarín. Y pequeñas delicias de la vida conyugal en ese microclima.

Tanto Torrente como el Gordo Motoneta (o Lanata y Darío Gallo, como se hacían llamar en Libre) se encargan de dar por verdades lo que luego fue probado en Muy Enojada.

Hay en Muy Enojada un encargado de redes sociales de Macri, que es tan boludo -aprendió periodismo en una escuela de detectives por correspondencia- que lo cuenta en su Linkedin, que es la red social de los que no cogen nunca. Se encarga de las operaciones más berretas de Muy Enojada.

Hoy publican que Cristina anda de novio con Baltazár Garzón.

Para rebotar, de paso, en España, donde la derecha detesta a Baltazár Garzón. Y naturalmente, embarrar la cancha acá, en Argentina, el día que Cristina va a dar su discurso más importante, la apertura del año legislativo.

Ya un poco sin reflejos, mandan a una revista de chimentos, vulgar, de México, una nota donde está ese rumor inventado. La arman para ese público inculto, peleado con el abecedario, que quiere enterarse que el hombre no llegó a la luna, que la Nasa tiene escondido un extraterrestre y que Torrente va a ser candidato a presidente, según la autobiografía de Lanata que Majul, tras firmarle el fotolog, editó como libro.

Entonces, el prensero de Macri la escribe en Muy Enojada, con la salvedad ética -que sólo su novia le cree, y eso en la medida en que no se atrasen con el Hipotecario- de que lo dijo una revistita en México. La semana que viene ya aparecerá, si funciona, en el Clarín de verdad. No en el diario de prueba.

Las habituales psicopateadas de Torrente y el Gordo Motoneta no están prendiendo mucho. Están gordos y viejos para arrodillarse tras el capó y sacar fotos en los telos. Los prenseros de Macri tienen hambre, necesidad de guita y, a diferencia de Torrente, ningún pasado autoconstruído. Nada que perder.

Ahora no tengo ganas ni de mostrar lo berreta que son los prenseros de Macri (no saquen lo que ya publicaron sobre sus dobles trabajos, tan boludo no soy: esas cosas se guardan) y total, esta historia continuará. Es el año donde el Partido Clarín se juega el grueso de sus negocios. Y vienen perdiendo por paliza.

Si algo les faltaba para implosionar es contratar al fundidor serial, Torrente.

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