La integrante de la Línea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, Taty Almeida, consideró que sería "muy importante" que durante la visita que realizará el presidente de EEUU, Barack Obama, el 24 de marzo, al cumplirse el 40 aniversario del golpe cívico militar, "pidiera perdón en nombre de su país por la complicidad en los golpes de Estado" que se produjeron en el cono sur en la década del '70.
"Sería muy importante que si tiene gestos como visitar Cuba, que cuando esté en la Argentina pida perdón en nombre de su país por su complicidad en los golpes de Estado en la región y en especial en nuestro país, con la más sangrienta dictadura que sufrimos los argentinos", sostuvo Almeida.
Ayer, desde el Gobierno nacional revelaron Obama podría participar de "un homenaje a las víctimas de la última dictadura militar en el Espacio de la Memoria" (la ex ESMA) durante su primer visita oficial a la Argentina, que está prevista para los días 23 y 24 de marzo.
El secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, reconoció que el mandatario norteamericano podría visitar el mayor centro clandestino de detención ilegal y tortura durante la última dictadura militar que vivió Argentina.
"No está cerrada la agenda del presidente Obama, lo estamos hablando con la embajada de Estados Unidos, pero no me extrañaría que esa visita exista", afirmó el funcionario nacional.
En declaraciones a Télam, Almeida también confirmó la reunión a la que fueron invitadas las Madres por el presidente Mauricio Macri para el martes, de la que participarán junto a organizaciones de DDHH.
El encuentro se hará en Casa Rosada a las 18.30 y en representación de los organismos estarán Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo), Haydée Gastelú de García Buera (Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora), Lita Boitano (Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas ) y por H.I.J.O.S., Charly Pisoni.
Los organismos de derechos humanos habían solicitado una audiencia con el presidente el 8 de enero último, pero como "por cuestiones de agenda" no podían ser recibidos, fue el fefe de Gabinete, Marcos Peña, quien recibió a todos los organismos el 27 de enero.
El papel central de Estados Unidos en el Plan Cóndor
La división de servicios técnicos de la CIA suministró equipos de tortura a brasileños y argentinos (entre otros) y ofreció asesoramiento sobre el grado de shock que el cuerpo humano puede resistir, señala también el mismo autor.
En 2007, la profesora estadounidense Patrice McSherry, de la Long Island University, mediante un documento secreto de la CIA, fechado en junio de 1976, confirma el secuestro y tortura de refugiados chilenos y uruguayos en Buenos Aires. Según ella, dichos planes emanaron en la década de 1960 en la Escuela de las Américas y las Conferencias de Ejércitos Americanos, mediante las cuales Estados Unidos enseñó a los oficiales instruidos en ellas acciones "preventivas" (torturas) en la región. Un documento desclasificado de la CIA con fecha 23 de junio de 1976, explica que ya "a principios de 1974, oficiales de seguridad de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia se reunieron en Buenos Aires para preparar acciones coordinadas en contra de blancos subversivos".
Por los archivos desclasificados de la CIA, se supo que Manuel Contreras, jefe de la DINA en Chile, fue invitado en 1975 al cuartel General de la CIA en Langley durante 15 días (N. de la R: en Mendoza se escribió un extenso capítulo de aquellos días sangrientos). Después de esa visita, Contreras aparece como "creador" de la Operación Cóndor. El periodista e investigador Cristopher Hitchens sindica a Henry Kissinger como ideólogo de dicha operación.
En febrero de 2004 el periodista John Dinges publicó The Condor Years: How Pinochet and His Allies Brought Terrorism to Three Continents, en el que revela cómo los funcionarios militares uruguayos amenazaron con asesinar al congresista estadounidense Edward Koch (luego alcalde de Nueva York) a mediados de 1976. A finales de julio de 1976, el jefe de laCIA en Montevideo recibió información al respecto, pero se recomendó que la Agencia no tomara ninguna medida porque los oficiales uruguayos (entre ellos el coronel José Fons, quien estuvo en septiembre de 1975 en la reunión secreta enSantiago de Chile, y el mayor José Nino Gavazzo, quien encabezó un equipo de oficiales de inteligencia que trabajaban en Argentina en 1976, donde fue responsable de la muerte de más 100 uruguayos) había estado bebiendo cuando se hizo la amenaza.
En una entrevista para el libro, Koch dijo que George H. W. Bush, en ese momento director de la CIA, le informó en octubre de 1976 - más de dos meses después, y después de que fuera asesinado Letelier - que "su patrocinio de la legislación para cortar la ayuda militar de EE. UU. a Uruguay por razones de derechos humanos había provocado a funcionarios de la policía secreta a 'poner un precio a su cabeza'". A mediados de octubre de 1976, Koch escribió al Departamento de Justicia pidiendo la protección del FBI. Nunca fue proporcionada. A fines de 1976, los coroneles Fons y Gavazzo fueron asignados a importantes cargos diplomáticos en Washington, pero el Departamento de Estado obligó al gobierno uruguayo a retirar sus nombramientos, con la explicación pública que "Fons y Gavazzo pueden ser objeto de publicidad desagradable". Koch recién tuvo conocimiento de las conexiones entre las amenazas en 2001.
Un cable de 1978 del embajador de EE. UU. en Paraguay, Robert White, al Secretario de Estado Cyrus Vance, fue publicado el 6 de marzo de 2001 por el diario The New York Times. El documento fue liberado en noviembre de 2000 por el gobierno de Clinton en el marco del Proyecto de Desclasificación de Chile. En el cable, el embajador White informa de una conversación con el general Alejandro Fretes Dávalos, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Paraguay, quien le informó que los jefes de inteligencia de América del Sur involucrados en Cóndor "[se mantenían] en contacto unos con otros a través de una instalación de EE. UU. en la Zona del Canal de Panamá que cubre[cubría] toda América Latina ". Según Dávalos, esta instalación era "empleada para coordinar información de inteligencia de los países del Cono Sur". Robert White temía que la conexión de EE. UU. con la Operación Cóndor podría ser revelados públicamente en el momento del asesinato del ex ministro chileno Orlando Letelier y su asistente estadounidense Ronni Moffitt que estaba siendo investigado. White informó por un cable que "parece conveniente revisar este acuerdo para asegurar que su continuación es del interés de EE. UU.".
Esto demuestra que EE. UU. facilitó las comunicaciones para la Operación Cóndor, y ha sido denominado por Patrice McSherry (Univ. de Long Island.) "otra prueba de peso que sugiere que el ejército de EE. UU. y funcionarios de inteligencia apoyaron y colaboraron con Cóndor como socio secreto o patrocinador."
Los EE. UU. fue un miembro clave, siempre "proporcionó la organización, la inteligencia y tecnológicos de asistencia financiera a la operación."