El diputado peronista Javier Cofano levantó una de las banderas del lobby vitivinícola del Sur de la Provincia con un proyecto de resolución que ataca la política de Estado en esa materia que se mantuvo en el tiempo por más que cambiaron los gobiernos. En este caso, Cofano milita la eliminación del denominado Acuerdo Mendoza-San Juan para la producción de San Rafael y Alvear. El tema está en la agenda del gobierno de Alfredo Cornejo desde un principio. El ministro de Economía, Enrique Vaquié, está juntando apoyo para cambiar el mecanismo del acuerdo entre las entidades.
La medida significaría que no tengan los productores primarios de esos departamentos la obligación de destinar un porcentaje de la uva a la elaboración de mosto. Esta política se definió hace muchos años para "proteger" el precio del vino evitando sobre stock. Cofano argumentó que las inclemencias climáticas le costaron a San Rafael y Alvear el 40% del total de uvas que pintaba en el inicio del ciclo 2015-2016.
El acuerdo en cuestión, fija -por lo general- que una cantidad en torno al 30% de la producción de uvas sea obligatoriamente destinada a la producción de mosto. Múltiples voces sindican a la medida interprovincial como herramienta determinante para un gran negocio más concentrado que el del vino. Y en un aspecto tienen razón: las mosteras evitan al vino como competencia en el proceso de fijación de precios para las materias primas.
“Los mostos de bajo contenido de azúcar no valen nada en el mercado. Con sólo recorrer los distritos de San Rafael y Alvear basta para ver el estado calamitoso de los viñedos con peronóspora por lo cual la uva no va a madurar, hay pérdida de racimos por la misma causa, podredumbre, corrimiento y granizo por lo que no contendrá suficiente azúcar para elaborar mosto”, evaluó el diputado del Sur entre los argumentos para el reclamo a Cornejo.
Y siguió refiriéndose a la situación en primera persona: “San Rafael no genera excedentes como oasis productor, ya que nuestras bodegas venden más vino que el que se elabora. Somos compradores de vinos en el resto de las zonas vitícolas obligando así a las bodegas a perder dinero elaborando un producto que no tendrá posibilidades de comercializar”.
