Al menos 35 de los 38 diputados que impulsan el impeachment contra Dilma acumulan causas pendientes con la Justicia

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La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, gesticula durante un acto con profesores y estudiantes. - EFE

El proceso en Brasil contra Dilma Rousseff sigue su curso. El Partido Progresista (PP) ha anunciado que abandona la coalición de Gobierno, como ya hiciera el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) a finales de marzo. Se trata de un nuevo revés contra la presidenta brasileña en el marco de la persecución política que, según sus aliados, está sufriendo. La mandataria se enfrenta a una posible imputación por un delito de responsabilidad fiscal que no ha podido ser demostrado. Lo curioso es que está acusada por diputados que piden su destitución mientras tienen causas pendientes con la Justicia brasileña.

La decisión del PP, cuarta fuerza en la Cámara Baja con 49 diputados, podría marcar el resultado de la crucial votación del domingo en el Congreso, en la que se definirá si el proceso contra Rousseff avanza hacia el Senado, que tendrá la palabra final sobre la posible apertura del juicio contra la mandataria. El lunes, una comisión parlamentaria dio luz verde a la puesta en marcha de estas votaciones. Al menos 35 de los 38 diputados que se posicionaron a favor del impeachment acumulan diversos procesos judiciales.

 Diferentes movimientos sociales denunciaron el martes este hecho a través de las redes sociales. Uno de los primeros en dar la voz de alarma fue el cantante y compositor Leoni, quien escribió en Facebook: "38 a 27 y la Comisión se mostró a favor del impeachment. Nota interesante: de los 38 favorables, 35 están acusados de corrupción. De los 27 contrarios, sólo 2. Es para pensar".

Los datos apuntados por el músico se corresponden con el reciente informe de la ONG Transparencia Brasil en el que se acusa al presidente de la Comisión Especial, el diputado Rogério Rosso del Partido Social Democráta (PSD), de haber sido denunciado por desvío de dinero público a través de su cargo en Brasilia. Por su parte, el autor del informe final del impeachment, el diputado del Partido Laborista de Brasil (PTB) Jovair Arantes, fue investigado por el Ministerio Público Federal (MPF) entre los años 2006 y 2012 por irregularidades en las cuentas de su campaña electoral para el cargo de diputado por el estado de Goiás.

Del mismo modo, el diputado del Partido Progresista (PP), Paulo Maluf, fue condenado por usar dinero público para su promoción personal, además fue denunciado por blanqueo de capitales, delitos contra el sistema financiero e incluso por la ocultación de cadáveres durante la Dictadura Militar (1964-1985). De esta manera la lista prosigue, entre otros, con los nombres de los cuatro diputados asociados al Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMD), antiguo socio de Gobierno y actualmente en las filas de la oposición y otros cuatro diputados del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB), principal partido opositor.

"Caen las máscaras de los golpistas"

El PP había sido un importante aliado de Rousseff. Ahora la gran mayoría de sus miembros dicen estar a favor del impeachment contra la presidenta. Los primeros en dejar sus cargos serán el ministro de Integración Nacional, Gilberto Occhi, y el presidente de la empresa estatal brasileña Codevasf, Felipe Mendes. "Se trata de una decisión que no defiendo, no lo voy a negar. He defendido hasta el último momento la permanencia del partido en la coalición gobernante. Pero no me queda otra alternativa como presidente que cumplir con la decisión de la organización", ha declarado el presidente del partido, el senador Ciro Nogueira.

Con las salidas del Ejecutivo del PP y el PMDB, que cuenta con 69 diputados, puede suponer que el Gobierno pierda 117 votos en la Cámara de Diputados, un número indeterminado ya que hay algunos parlamentarios de esas formaciones que se proponen mantenerse fieles a Rousseff. Antes, ya habían abandonado el Gobierno los partidos Republicano Brasileño (PRB) y el Laborista Brasileño (PTB), que en conjunto suman 40 diputados.

El PMDB está liderado por el vicepresidente Michel Temer, a quien Rousseff ha acusado de ser "uno de los jefes de la conspiración" que se está gestando en el Congreso para despojarla de su mandato. "Cayeron las máscaras de los golpistas", declaró Rousseff, quien aludió a un audio divulgado por Temer este lunes en el que el vicepresidente parece dar como un hecho la destitución de la mandataria y pide construir un Gobierno de "salvación nacional".

"No sé muy bien quien es el jefe y quien el segundo. Uno de ellos es la mano, no tan visible, que conduce a través del desvío de poder y de abusos inimaginables este proceso de impeachment", declaró Rousseff en referencia a Temer y al presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, quien está considerado el impulsor del proceso en su contra. Para la líder del Partido de los Trabajadores (PT), que dice estar conmocionada por "los tiempos extraños, tiempos de golpe, farsa y traición", la grabación de Temer demuestra sin lugar a dudas que su antiguo aliado de gobierno es, en efecto, "uno de los jefes de una conspiración" y que además estaría revelando "una traición a la democracia".

Si la Cámara Baja respalda el juicio político contra Rousseff, el Senado deberá decidir, por mayoría simple, si se abre el proceso, lo que obligaría a la mandataria a separarse del cargo durante los 180 días que duraría el juicio. En ese caso, Temer asumiría la Presidencia hasta que concluya el juicio político en el Senado y, si la Cámara Alta falla también contra Rousseff , la presidenta sería despojada del cargo y Temer completaría el mandato, que vence el 1 de enero de 2019.

Fuente: Público.es

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