En un tramo de su habitual columna de los viernes en el diario BAE, el periodista Alejandro Bercovich contó cómo armó Marcos Peña su aparato de propaganda destinado a construir el relato del macrismo en torno al avance de la gestión. La primera acción propagandística de la usina fue una copia a una propaganda del premiado Milton Friedman, considerado el padre del neoliberalismo, cuya línea argumental vista en el presente está lejos de parecerse a lo ocurrido en la realidad.
La primera producción del arquitecto del nuevo relato fue el spot de la empanada.
[youtube]DuMtBNoB0Tg[/youtube]Una perla de la columna es el hallazgo del spot original en el que se inspiró afanosamente el equipo publicitario dirigido por Peña, que funciona en el Salón de las Mujeres, fundado por Cristina Fernández en la Casa Rosada. Se trata de una propaganda grabada con la imagen apenas a colores hace más de tres décadas con el padre del neoliberalismo como protagonista. La teoría de Friedman fue llevada a la arena política por encarnado en la arena política por Ronald Reagan, en Estados Unidos, y Margaret Hilda Thatcher, en Inglaterra, entre sus seguidores más famosos y poderosos.
[youtube]D4ClIVs5cYs[/youtube]Escribió Bercovich:
"Para dejar atrás cuanto antes el semestre del ajuste y conjurar la oscura profecía de campaña del ahora vapuleado Jaime Durán Barba (“Tengo tres amigos que llegaron al gobierno e hicieron ajustes: Gonzalo Sánchez de Losada, Fabián Alarcón y Jamil Mahuad; los tres están o estuvieron presos o prófugos”), Marcos Peña puso en marcha la maquinaria publicitaria que montó en el antiguo Salón de las Mujeres de la Rosada, sin siquiera retirar los cuadros que lo decoraban.
"Su misión es dotar de una nueva épica a la gestión, con énfasis en tres ideas: al esfuerzo individual lo corona el éxito, la suma de esos éxitos individuales traerá el bienestar del conjunto y del Estado solo debe esperarse el marco propicio (“la cancha con el pasto corto”, diría Macri) para desplegar esos esfuerzos. Los creativos encontraron rápido inspiración en la oda al lápiz del padre del neoliberalismo, Milton Friedman, a quien puede verse ensalzar “el poder del mercado” en el spot adjunto en esta nota. Cualquier parecido con la historia de la empanada puso a rodar Peña en las tandas de la TV, en Youtube y en Facebook no es mera coincidencia".
Malas noticias para los relatores y los crédulos
Dani Rodrik, profesor de Economía Política Internacional de la Universidad de Harvard, autor de The Globalization Paradox: Democracy and the Future of the World Economy, tiene malas noticias para los entusiastas relatores del macrismo y sus crédulos. En un trozo de un texto esclarecedor titulado El pensamiento mágico de Milton Friedman, el autor destroza la base de la teoría neoliberal, según la cual lo prioritario es sacar al Estado del proceso de producción e intercambio de mercancías.
Escribió Dani Rodrik:
"Después de más treinta años la historia del lápiz tiene una conclusión interesante (que de hecho se basó en un artículo del economista Leonard E. Read). Ahora, la mayoría de los lápices del mundo se producen en China –una economía que es una mezcla peculiar de iniciativa privada empresarial y dirección del Estado.)
"Si Friedman viviera se preguntaría cómo es que China ha llegado a dominar la industria del lápiz como ha hecho con tantas otras. Hay mejores fuentes de grafito en México y en Corea del Sur. Las reservas forestales son más abundantes en Indonesia y Brasil. Alemania y los Estados Unidos tienen mejor tecnología. China tiene una enorme cantidad de mano de obra barata, pero también Bangladesh, Etiopia y muchos otros países populosos de bajos ingresos.
"Sin duda, casi todo el mérito le pertenece a la iniciativa y trabajo duro de los empresarios y trabajadores chinos. Sin embargo, ahora la historia del lápiz estaría incompleta si no se cita las empresas estatales chinas, que hicieron las inversiones iniciales en tecnología y capacitación laboral; las políticas flexibles de gestión forestal, que mantuvieron la madera a precios artificialmente asequibles; los generosos subsidios a la exportación; y la intervención del gobierno en los mercados de divisas, que ofrece a los productores chinos una ventaja de costos significativa. El gobierno chino ha subsidiado, protegido y estimulado a sus compañías para garantizar una rápida industrialización, alterando así la división global del trabajo a su favor.
"El propio Friedman hubiera deplorado estas políticas gubernamentales. Con todo, los miles de trabajadores empleados en las fábricas chinas probablemente hubieran seguido siendo agricultores pobres si el gobierno no hubiera dado un empujón a las fuerzas del mercado para que despegara la industria. Dado el éxito económico de China, es difícil negar la contribución de las políticas de industrialización del gobierno.
"El lugar en la historia del pensamiento económico de los entusiastas del libre mercado se mantendrá seguro. Sin embargo, los pensadores como Friedman dejan un legado desconcertante y ambiguo porque son los intervencionistas los que han tenido éxito en la historia económica, donde realmente importa".