La vida en Mendoza se encareció más que en el área metropolitana porteña y bonaerense. La brecha es de casi un punto porcentual: 5,09% contra 4,2%.
Es uno de los datos que arroja la comparación gruesa de los números sobre la variación de precios de los bienes y servicios de consumo masivo que entregaron esta semana el Instituto Nacional de Estadísticas Censo y la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas.
El ente nacional a cargo del economista Jorge Todesca informó un crecimiento del Índice de Precios al Consumidor para mayo inferior al que relevó el órgano provincial a cargo de Facundo Biffi. 0,8 puntos más creció el promedio de subas de una multitud de bienes y servicios que componen la base de la que resulta el número presentado como la inflación.
Mientras en Mendoza el IPC creció un 5,09% en la CABA y el Gran Buenos Aires (escenario de la muestra de Todesca que ha prometido el macrismo extender al país con el tiempo) el INDEC midió una suba del 4,2%.
Sin datos oficiales, Mendoza tiene fama de ser cara. Los primeros datos del aparato estadístico reformulado por Mauricio Macri en en la Nación y Alfredo Cornejo en la Provincia aumentaron el crédito a esa percepción.
Los institutos oficiales fueron reformulados desde diciembre y esta semana ofrecieron los primeros datos de precios. No hay por esto estadísticas oficiales sobre variación interanual ni acumulado en lo que va del año de la inflación. Las consultoras usadas por el macrismo en la campaña presidencial consideran que en 2016 subió el IPC alrededor del 25% mientras la suba interanual (comparado con mayo del año pasado) ronda el 40%.
La cifras dejan en ridículo a los dirigentes sindicales que acordaron subas salariales para sus representados en torno al 25% anual. Contra los datos oficiales, ese tipo de paritarias condena a los trabajadores a perder poder de compra porque la inflación es por escándalo superior al aumento salarial.
