La Gaceta de Buenos Aires, 19 de julio de 1821: "Murió el abominable Güemes, tenemos un cacique menos"

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"La Muerte de Güemes", óleo sobre tela de Antonio Alice - 1910

Lejos del ideario de su fundador, Mariano Moreno, La Gaceta de Buenos Aires publicó, el 19 de julio de 1821: “Murió el abominable Güemes al huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos con el favor de los comandantes Zerda, Sabala y Benítez, quienes se pasaron al enemigo. Ya tenemos un cacique menos…”.

La prensa porteña no era el único enemigo interno del gran general libertario salteño, que no sólo tuvo que hacer frente a los más poderosos ejércitos españoles que venían de derrotar a Napoleón. "Tuvo que vérselas con enemigos internos, miembros de la oligarquía salteña nucleados irónicamente en un grupo llamado La Patria Nueva que prepararon y llevaron adelante un movimiento para derrocarlo que llegó a ocupar la capital salteña", rememora en su blog el historiador Felipe Pigna.

Miguel Martín de Güemes había definido a los nuevos patriotas hacía años: “Vosotros sois mucho más criminales que los enemigos declarados... Sois unos fiscales encapados y unos zorros pérfidos en quienes se ve extinguida la caridad, la religión, el honor y la luz de la justicia… y mezquináis para auxiliar a los vuestros virtuosos y pobres hermanos que caminan a la batalla…, no sea pues, que llegue a servir para apagar la hidrópica sed de los tiranos. Llenaos de rubor y temed el justo enojo de vuestros compatriotas a quienes abandonáis en el caso urgente que necesitamos”.

Así lo cuenta uno de sus biógrafos: “Quizo esta vez [Güemes] reprimir mas seriamente la obcecación de sus adversarios; y notando en esto que los hombre del comercio habían sido quienes por esta vez habían formado lo principal y más arrojado del movimiento, determinó para su castigo dar licencia a sus gauchos para que entraran al saqueo de las tiendas y casas de sus conocidos enemigos.”

También les aumentó los impuestos y continuó con su política de reparto de tierras y de liberar del pago de arriendo a las familias que tenían algunos de sus miembros comprometidos en la guerra gaucha, que eran la mayoría. A la hora de dictar sentencias contra sus enemigos, Güemes no fue vengativo. Respetó sus vidas y los atacó por donde más les dolía: sus intereses económicos, cambiándoles la cárcel por fuertes multas en efectivo contante y sonante.

Toda su lucha por financiar las guerras gauchas en contra de los realistas eran combatidas por la elite porteña, acompañada por la prensa que inspirada por los émulos o por los antirrepublicanos, cubrió de injurias el sudario de Güemes a la vez que defirió palmas a los traidores a la patria.

“Acabaron para siempre los dos grandes facinerosos, Güemes y Ramírez (escribían de Córdoba y transcribía La Gaceta de Buenos Aires). Murió el abominable Güemes…al huir de la sorpresa que le hicieran los enemigos con el favor de los comandantes Zerda, Sabala y Benítez, quienes se pasaron al enemigo. Ya tenemos un cacique menos…”.

La Gazeta, vocero oficial del gobierno

La Gazeta fue fundada el 2 de junio de 1810 por la Primera Junta de Gobierno mediante un decreto que establecía que "el pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes". Su primer número apareció el jueves 7 de ese mes, fecha que luego fue elegida como el Día del Periodista por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba en 1938.

Publicaba las resoluciones oficiales, decretos y otros documentos oficiales, ofrecía noticias de actualidad tanto del extranjero como locales y contenía también los ideales del gobierno. Era, por decirlo en palabras actuales, el vocero del espíritu del gobierno, una cadena nacional de la época.

La Gazeta tuvo un rol decisivo en la formación de opinión de la sociedad. Durante los días festivos y después de oficiada la misa su lectura fue declarada obligatoria para los curas hacia sus feligreses.

Cuando La Gazeta publicó los ignominiosos títulos y artículos contra Güemes gobernaba Bernardino Rivadavia y uno de los principales redactores era Manuel Antonio Castro, unitario militante, cuyo hermano mayor Saturnino Castro fue un destacado militar realista, que peleó en Tucumán y Salta y más tarde decidió la victoria de los realistas contra Belgrano en la batalla de Vilcapugio sobre el Ejército del Norte.

La Gazeta desapareció el 12 de septiembre de 1821, cuando Bernardino Rivadavia decidió sustituirla por el Registro Oficial.

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