La toma de rehenes en Bangladesh terminó con 20 extranjeros muertos y 6 terroristas abatidos

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Hombres armados mataron a veinte extranjeros, la mayoría italianos y japoneses, en un restaurante en Daca, capital de Bangladesh, en una toma de rehenes que terminó tras más de once horas y que fue reivindicada por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

La toma de rehenes culminó tras el asalto de las fuerzas de elite de Bangladesh, que dieron muerte a seis secuestradores.

Los islamistas extremistas habían lanzado un ataque en este restaurante ubicado en un barrio exclusivo de la capital de Bangladesh, frecuentado por diplomáticos y extranjeros, tomando a varios rehenes. El ejército anunció que la mayoría de víctimas son japoneses e italianos.

Tras el asalto de las fuerzas de seguridad, la primera ministra Sheij Hasina dijo que el país está "determinado a erradicar el terrorismo" en este país de mayoría musulmana. El gobierno niega que el EI esté presente en Bangladesh.

Los sobrevivientes contaron que los secuestradores separaron a los nacionales de los extranjeros antes de perpetrar los asesinatos, una matanza que terminó 11 horas más tarde con un asalto de las fuerzas de seguridad.

La mayoría de las víctimas fueron masacradas con armas blancas. Además, dos policías murieron el viernes en los combates contra los atacantes, que estaban fuertemente armados.

"Encontramos 20 cuerpos. La mayoría murieron brutalmente por armas cortopunzantes", dijo el portavoz militar Nayeem Ashfaq Chowdhury.

Los comandos antiterroristas rescataron a 13 rehenes, tres de ellos extranjeros, en la intervención de rescate durante la cual murieron seis atacantes. Un séptimo atacante fue arrestado, según el ejército.

Bangladesh está sumido desde hace meses en una serie de asesinatos de representantes de minorías religiosas, intelectuales y extranjeros, asesinatos de los que el gobierno acusa a grupos locales pero que fueron reivindicados por el EI o un brazo de Al Qaida.

Este ataque hace temer una expansión de estos dos grupos yihadistas en Bangladesh.

"Es un acto odioso. ¿Qué clase de musulmanes son estas personas? No son de ninguna religión", afirmó la primer ministra en una alocución televisiva.

Extranjeros y bangladesíes aguardaban el sábado fuera del restaurante noticias de sus familiares. Comandos armados seguían haciendo guardia en los techos de los inmuebles aledaños al restaurante.

Durante el asalto lanzado por las fuerzas de seguridad se escucharon nutridos disparos. Ocho rehenes fueron rescatados al inicio de la operación.

Los atacantes irrumpieron en el restaurante al grito de "Allahu Akbar" (Ala es grande), abriendo fuego y usando explosivos.

El grupo Estado islámico reivindicó rápidamente el ataque, según un comunicado de la agencia Amaq, vinculada a la organización extremista. La agencia difundió fotos de cuerpos yaciendo en charcos de sangre, pero éstas no pudieron ser autentificadas.

"Entraron (al restaurante) con explosivos y granadas", relató el chef argentino Diego Rossini, quien pudo escapar por los techos.

"Tengo mucho miedo sinceramente, la mitad de los cocineros se metieron en un baño y no tenemos noticias. No sé si están vivos", agregó.

Rossini se alegró de que "era un día un poco flojo (con poca clientela) y no había tanta gente comiendo en el restaurante. Pero fue una situación horrenda".

Un rehén contó a su padre que los atacantes separaron a los bangladesíes de los extranjeros. A ellos (los extranjeros) se los llevaron al piso de arriba, mientras que a los nacionales los sentaron alrededor de una mesa", dijo el padre, Rezaul Karim a la AFP.

"Mi nuera lleva el hiyab. Quizás eso salvó a toda la familia", dijo.

Este ataque es el último de una larga lista de asesinatos. El viernes, un empleado de un templo hindú fue asesinado a machetazos en el oeste del país. El sábado, un sacerdote hindú fue apuñalado en el suroeste y está en estado crítico.

Las autoridades de Bangladesh prohibieron al principal partido islamistas presentar candidatos a las elecciones y varios de sus dirigentes fueron arrestados o ejecutados recientemente por el papel que desempeñaron en la guerra de independencia de 1971.

Asimismo, las autoridades lanzaron el mes pasado en todo el país una serie de operativos contra los grupos yihadistas locales que resultó en el arresto de unas 11.000 personas.

Sin embargo, grupos de defensa de los derechos humanos estiman que estas detenciones son a menudo arbitrarias o que tienen como objetivo acallar a opositores políticos.

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