Los jubilados nacionales que no tienen más ingresos que los haberes que reciben de la ANSES tienen un poder de compra mucho más pobre que hace un año. La estrepitosa caída se explica por la modificación de la fórmula para calcular las actualizaciones de las jubilaciones que impulsó el gobierno de Mauricio Macri y apoyó una parte de la oposición legislativa.
En 2018, la inflación aumentó casi 20 puntos porcentuales más que los ingresos de la clase pasiva. La diferencia se amplía a 25 puntos si se compara el incremento de las jubilaciones con el de la canasta básica de alimentos.
El 64 por ciento de los jubilados nacionales perciben el haber mínimo, que con las cuatro actualizaciones de 2018 llegó a 9300 pesos en diciembre. La Defensoría de la Tercera Edad, a cargo del gerontólogo Eugenio Semino, calculó que la Canasta Básica de los Jubilados cotizó a $26.043 ese mes.
En limpio, cuatro millones y medio de jubilados tuvieron ingresos equivalentes al 35 por ciento de lo que necesitan para vivir.
La Ley que podó dramáticamente el poder de compra de los jubilados, que no hubiese tenido chaces sin el apoyo del grupo de legisladores que responden al autoproclamado pre candidato presidencial Miguel Pichetto, implicó que los jubilados pagaran un tercio de ajuste que el Fondo Monetario Internacional le exigió a Macri para prestarle los más de 50 mil millones de dólares que le faltaban para sostener su gestión.
El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) calculó que las prestaciones sociales cayeron un 0,5% del PBI cuando en el presupuesto se estimó que iban a crecer en el orden del 0,2% del PBI. Esto significo casi un tercio del 1,8% del PBI que tuvo que recortar el Ministerio de Hacienda para llegar a cumplir la meta fiscal de 2,7% del PBI.
