Por Abraham Zamorano, de BBC Mundo
Con la designación como hipotético sucesor de su vicepresidente Nicolás Maduro, el presidente Hugo Chávez vino a cortar de raíz cualquier lucha de poder interna dentro de sus filas para el caso de que no pueda continuar en el poder.
Cortó de raíz o resolvió ungir al ganador de una lucha de larga data, lo cierto es que Maduro, sindicalista considerador moderado, se convirtió el sábado en el ganador provisional de una carrera que no debió ser sencilla.
Y es que no hace falta haber leído demasiado sobre la recaída en el cáncer del presidente venezolano para haberse encontrado con alusiones a que el chavismo es una amalgama de tendencias y movimientos que tienen un único elemento en común, su líder carismático.
Con su piedra fundacional en el "por ahora" del teniente coronel Chávez en su intentona golpista del 4 de febrero de 1992, los numerosos movimientos que integran el chavismo pueden reconducirse a dos pilares fundamentales: civiles de ideología socialista y los militares que lo acompañaron en la asonada de hace dos décadas, sin olvidar, claro, a la familia.
Así, Maduro, un sindicalista de formación socialista, tuvo que imponerse sobre todo al otro hombre fuerte del oficialismo y cabeza visible del ala militar, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Pero también tuvo que erigirse por encima de otros civiles socialistas más o menos radicales, como los exvicepresidentes Elías Jaua o José VicenteRangel, y hasta al propio hermano del presidente, Adán Chávez.
Los civiles
En 2010, Chávez nombró como vicepresidente al sociólogo Elías Jaua (43), convertido entonces en el más prominente de una generación formada en el socialista que ha venido poco a poco copando los círculos más cercanos al mandatario en detrimento de los militares.
Por su posición como número dos del gobierno y por tener también bajo su mando el influyente Ministerio de Agricultura y Tierras, Jaua fue incluido en el grupo de aspirantes a suceder a Chávez desde que se hizo pública la enfermedad del presidente.
Por entonces apareció también como el mejor situado en los sondeos de popularidad, aunque como le dijo a BBC Mundo Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, esos estudios ya no son válidos con la nueva situación.
Y es que Jaua fue revelado de su cargo como vicepresidente por Nicolás Maduro el pasado 10 de octubre, movimiento que la mayoría de analistas vio como el primer paso para lo que fue consumado este pasado fin de semana, la elevación del exconductor de autobuses a heredero del chavismo.
Jaua es tenido por más radical en sus posiciones que Maduro y también que el otro de los más prominentes civiles en el gabinete, el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, a la sazón titular de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Ramírez es el encargado de manejar la gran fuente de ingresos del país, que además es gastado con cierto nivel de discrecionalidad y no demasiada transparencia, por lo que es sin duda el más poderoso desde el punto de vista económico.
Los militares
Sin embargo, los militares también detentan puestos clave desde el punto de vista económico, como el órgano encargado de administrar el rígido control de cambios, Cadivi, la recaudación de impuestos (Seniat), puertos, aeropuertos y bancos.
Como la gran mayoría de los militares más prominentes del chavismo, también su cabeza más visible, Diosdado Cabello, acompañó a Chávez en el frustrado golpe de 1992.
Gracias a sus conexiones en el estamento militar, a que es presidente de la Asamblea Nacional y el número dos del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), no son pocos los que consideran a Cabello el más poderoso hombre del chavismo después del propio Chávez.
Sin embargo, también es visto con recelo por quienes no lo consideran un "socialista" y porque sus detractores lo acusan de haberse enriquecido con su trayectoria política.
Después de Cabello, hay numerosos militares retirados en altos cargos, tanto en el gabinete central como en las gobernaciones estatales. Pero también los hay en activo entre la cúpula castrense que no dudan en declarar su lealtad a Chávez con sus: "Independencia y patria socialista".
Para observadores del sector, la institución permanecería apegada a la Constitución en caso de producirse una crisis o algún intento de irrespetarla ya que consideran que las lealtades están lo suficientemente dispersas.
Sin ir más lejos, durante la campaña electoral para las presidenciales que ganó Chávez el pasado 7 de octubre, Capriles sorprendió anunciando que su ministro de Defensa sería un general en activo. Por supuesto, no reveló su nombre y ante la derrota la cuestión perdió trascendencia.