La escasez de agua en los ríos de Mendoza podría derivar en una sobreexplotación de agua subterránea en los próximos años, según se desprende de un estudio realizado por científicos del CONICET de Mendoza y la facultad de Ciencias Exactas de la UBA sobre la sequía hidrológica que afecta los Andes Centrales de Argentina desde hace más de 10 años.
Sin embargo, advirtió el documento difundido días atrás, hay un lugar de Mendoza donde eso ya sucede, con la venia del Departamento General de Irrigación: en el Valle de Uco, donde tienen sus bodegas capitales extranjeros.
"Recientes desarrollos vitivinícolas en la cuenca alta del Tunuyán, en su mayoría de capitales extranjeros, modificaron la estructura agraria al regar con agua subterránea en una región tradicionalmente regada con agua superficial, aumentando las inequidades regionales y la vulnerabilidad con la aprobación de las autoridades del agua", reveló el informe.
El dato fue incluido en un informe sobre la sequía hidrológica en los ríos del centro oeste de Argentina y refiere a un estudio realizado entre 2012 y 2015 por Leticia Saldi e Inés Petz, titulado Aguas ajenas, tierras extrañas. Desigualdad hídrica al sur de la cordillera de los Andes en Mendoza (Argentina) a principios del siglo XXI que puede leerse aquí.
En los últimos tres años la sequía en los ríos de Mendoza se profundizó a niveles récord
Señala que el período de sequía hidrológica más severa y duradera en la región, y que afecta por tanto a las cuencas de los ríos de Mendoza, comenzó en 2010 y se espera que continúe hasta gran parte de 2021.
En el estudio se analiza cómo en la sequía ha sido fundamental la disminución de la principal fuente de la que se nutren los ríos de Mendoza: la nieve de Los Andes y los glaciares. Señala que “durante los últimos 3 años, la severidad de la sequía hidrológica aumentó en todos los ríos en comparación con el período 2015 / 16-2016 / 17”.
En ese contexto, advierten los científicos que la baja disponibilidad de agua de superficie llevará a los agricultores a tomar la que hay disponible en las napas subterráneas.
"Con la disminución proyectada en la disponibilidad de agua superficial durante las próximas décadas y el aumento esperado en la demanda de agua, la extracción de agua subterránea podría aumentar en los próximos años, ya que las principales agencias de agua planean profundizar el uso de agua subterránea para aumentar el suministro de agua disponible. En la cuenca del río Mendoza, el 27% de los agricultores riega solo con agua subterránea y el 28% usa tanto agua superficial como subterránea", señala el informe del CONICET y la UBA. .
La disminución del caudal de los arroyos y, por tanto, el volumen de agua en las presas implica restricciones de riego, afectando la calidad y cantidad de la producción agrícola, agrega el informe.
Para compensar esto, la extracción de agua subterránea ha sido una práctica común en los oasis agrícolas del centro oeste del país.
"A pesar de ser un recurso estratégico, es difícil cuantificar la compensación obtenida del agua subterránea durante la reciente sequía hidrológica ya que no existen mediciones del volumen de agua bombeada en los pozos. Un estudio para la cuenca del río Tunuyán mostró que la cantidad de pozos existentes excede la cantidad optimizada de pozos requeridos para regar de manera sostenible la cuenca, que exige una mejor integración entre la gestión de las aguas subterráneas y superficiales", agrega el estudio.
Más agua de pozo que de ríos
En el informe se avizora un futuro con escasez para los cultivos en Mendoza, y en ese contexto es que los que rieguen con agua de pozo podrían superar a los que lo hagan con la que ofrecen los ríos.
"Considerando las condiciones de sequía hidrológica que prevalecieron durante la última década, se presume que el porcentaje de agricultores que utilizan aguas subterráneas podría superar a los que utilizan las limitadas aguas superficiales de los principales ríos de la región. El uso de agua subterránea para riego es predominante en las porciones más bajas de las cuencas, donde el caudal de los arroyos solo puede usarse durante años con nevadas normales o superiores al promedio", remarca.
Este es el estudio del CONICET Mendoza y la UBA: