"¡Las áreas de Mendoza, no se negocian!". Los guardaparques culminaron su histórica caravana en repudio al vaciamiento de las áreas naturales tomando de la pueblada de diciembre de 2019 su principal y breve sentencia: "El agua de Mendoza, no se negocia".
Una y otra vez en la explanada de Casa de Gobierno repitieron la frase en reclamo al Gobierno de Rodolfo Suarez, cuyo secretario de Ambiente, Humberto Mingorance -quien viene de la gestión de Alfredo Cornejo- fue blanco principal de las críticas por el paulatino pero constante desmantelamiento de las reservas naturales.
El vaciamiento va de la no designación de personal en las reservas naturales y el no reemplazo cuando se jubilan al cierre de seccionales, como es el caso de Caverna de las Brujas, cerrada desde el inicio de la pandemia y a la cual le han sacado hasta los paneles solares, o el cierre de la reserva de Ñancuñan.
Los guardaparques se manifestaron además en repudio a la oferta salarial del goierno en la última paritaria: ofrecieron 9% sobre los salarios de marzo, después de un año sin recomposición alguna como fue el 2020 y cuando cientos de guardaparques permanecen con contratos precarios por su trabajo, por el que cobran 23.000 pesos.
Una previa agitada, con orden de desalojo
En la víspera de la llegada de la caravana a Casa de Gobierno, los guardaparques fueron rodeados por policías, preventores y agentes judiciales con órdenes de desalojo y amenazas de imputaciones masivas por el acampe que montaron en la plaza de Godoy Cruz.
Cerca de las 22 los uniformados y funcionarios judiciales se retiraron y la instancia no pasó de ser otro de los ejemplos de la baja tolerancia a la protesta social ejercida por el oficialismo ya desde los albores del cornejismo, que inauguró una era de persecución y penalización a los que protestan en Mendoza.