Ante un palacio de justicia vallado decenas de familiares de víctimas de gatillo fácil y de violencia institucional reclamaron en Mendoza contra la represión estatal. Fue la cuarta marcha contra el gatillo fácil que se hizo en esta provincia.
Pasadas las 17 partieron los familiares, acompañados en la retaguardia por organizaciones de Derechos Humanos, Ni Una Menos Mendoza, Correpi y otras que sumaron sus voces y banderas a la marcha.
En el trayecto los rostros de las víctimas de la represión estatal en todas sus formas quedaron estampados en pegatinas y grafitis en columnas, paredes, postes de luz.
"No queremos mano dura, no queremos represión, queremos para los pibes trabajo y educación", coreaba la marcha a su paso.
Los rostros y nombres de protagonistas de casos emblemáticos de gatillo fácil y de violencia institucional en Mendoza como Andrés Campoy, Leonardo Rodríguez, Sebastián Bordón, Hugo Gómez Romagnoli, Mauro Morán, Walter Yáñez, Willi Gil, Cristian Reyes, Tania Páez, Lorena Castro, Jonathan Chandía, Ezequiel Torres, Cristian Barrera, Lucas Carrazco, y otros tantos de la historia de los abusos a manos de la fuerza represiva estatal en Mendoza, ganaron otra vez las calles en renovado clamor de justicia.
También se sumó el pedido por casos más recientes como el de Facundo Martínez, el de Gustavo Giménez y se incluyó a Sebastián Moro, periodista mendocino muerto en pleno Golpe de Estado en Bolivia,cuya familia marchó al frente.
"Nos convoca la lucha por Sebastián porque las autoridades son responsables, deben ayudarnos, el estado nacional y las autoridades de Bolivia. Sebastián murió en el contexto del Golpe de Estado estando aún por partir Evo Morales. Fue a Bolivia para continuar con un proyecto plurinacional para los pobres e indígenas, fue la voz del pueblo, sabía que su vida corría peligro y aún así le puso coraje", remarcó la madre de Moro, Raquel Rocchietti.
Los organizadores de la marcha remarcaron:
"Se señala al Estado en sus tres poderes como principal responsable del avance de la política de mano dura, que se materializa en hostigamientos en barrios populares, gatillo fácil, represión de la protesta, persecución y procesamientos a militantes socioambientales y trabajadores organizados de la economía popular, torturas, abusos y muertes en cárceles y comisarías, como así también en hogares que alojan niñeces y hospitales de salud mental".