El Gobernador llevaba una hora y media de discurso cuando desapoltronó a todos de sus butacas en un amague de llanto, que le dio el envión final a su segunda presentación en la Asamblea Legislativa.
La hora y media de discurso de Paco Pérez en la Asamblea Legislativa apoltronó en sus sillas a los oyentes hasta que, con un amague de lagrimón el mandatario sacudió de sus sillas a quienes estaban en la Legislatura, dando pistas de que todo estaba por acabar.
Lo que lo emocionó al mandatario fueron las gracias que hizo extensivas a Carlos Ciurca, "mi compañero de ruta", a Dios (tomó un vaso de agua para pasar el trago) y a su familia, "perdón por mis ausencias a Celina y a mis hijos". La garganta quebrada entusiasmó a los camarógrafos de diarios y tevé, pero no hubo lágrimas que enfocar porque enseguida Pérez retomó las riendas pasando de lo emotivo a la euforia.
Fue el envión del gobernador para terminar el discurso que, como era previsible, fue criticado por los opositores y ponderado por los oficialistas.