Mendoza es la segunda provincia con menores ingresos fiscales por habitante del país. Es uno de los resultados de una política económica que en los últimos seis años no paró de destruir empleos y ampliar la población bajo la línea de pobreza.
El ajuste del Estado permanente de los últimos años responde también a la realidad, además de tener su veta ideológica. El gasto público es recortado por el recorte de los ingresos públicos.
El Ieral, de la Fundación Mediterránea, recopiló los datos del 2020 producidos por la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales, de la Secretaría de Hacienda, del Ministerio de Economía de la Nación, en el marco de un informe de la coyuntura económica, política y epidemiológica que rodeó a las elecciones del 14 de noviembre.
Los recursos fiscales se dividen entre los propios, las regalías y las transferencias automáticas y discrecionales. Mendoza está mal en todas las variables. Recibe pocos fondos discrecionales, pero también recauda poco y sobrevive con la coparticipación (transferencias automáticas).
Entonces, el principal sustento de Mendoza es la coparticipación, contemplada en las estadísticas de referencia entre las transferencias automáticas de la Nación a las provincias. También existen las transferencias discrecionales, que dependen de la decisión del Ejecutivo nacional. En ese rubro Mendoza no está bien tratada: con 57.916 pesos por habitante entre enero y octubre, sólo quedó por encima de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma en el reparto no predestinado por ley.
Dentro de las transferencias totales se encuentran las discrecionales, que son las que le dan margen al Ejecutivo nacional para financiar acuerdos políticos. En ese rubro a Mendoza le fue definitivamente mal antes y después de las PASO si se la compara con la mayoría de las provincias.
De todos modos, el acotado tamaño de los recursos fiscales per cápita de Mendoza no se explica en el trato de la Nación con las transferencias automáticas como en la contracción de la economía provincial. Un reflejo de eso es la permanente destrucción del empleo privado, que pasó de contener 242.900 trabajadores en diciembre de 2015 a hacerlo con 226.200 en agosto de este año, el último mes informado por el Ministerio de Trabajo de la Nación.
La pandemia le dio el golpe de gracia a un aparato económico que venía a los tumbos. Los cuatro años previos al COVID 19, con Alfredo Cornejo en la gobernación Mendoza vio comprimirse la masa su masa de asalariados registrados del sector privado hasta los 241.200 trabajadores. La demanda siempre aumenta por el crecimiento de la población en condiciones y con intenciones de trabajar.
Otra señal inequívoca de una economía en picada es la avanzada de la pobreza, que no tuvo su pico con la pandemia sino en el tramo final de la gestión de Cornejo. Creció más la pobreza el último año del ex gobernador que con la pandemia.
La pobreza de Mendoza creció el último año de Cornejo casi el doble que en pandemia
Los datos
En Mendoza hay 155.063 pobres más desde que Alfredo Cornejo asumió la gobernación según una comparación de los primeros semestres de cada año de su gobierno y los dos que lleva Rodolfo Suarez.
Se trata de un aumento de 35% en la pobreza, cuya aceleración mayor ocurrió en el último año de mandato del hoy diputado nacional y electo senador. En su último año de gestión cayeron en la pobreza 117.000 personas.
El radical le pasó la posta a Suarez con el doble de desempleo de cuando asumió y una frágil condición del empleo en blanco, además de aumentar la pobreza un 12% y la indigencia un 78%.
En Mendoza hay 155.000 pobres más desde el 2015: Cornejo creó más pobreza que la pandemia