44.000 pesos de bolsillo es lo que Rodolfo Suarez decide pagarles a cientos de enfermeros precarizados por el Estado, que este martes encararon, con otros sectores de la salud, su segundo día de huelga. La canasta básica para no ser pobre en Mendoza es de 78.600 pesos.
Tras las paritarias -que dejaron afuera a SITEA y la Asamblea de Trabajadores del Central- enfermeros y técnicos asistenciales en salud tendrán 30% de aumento, un 20% en abril y 10% a partir de junio. Esto es, de $40.000 que cobraban de bolsillo, pasar a cobrar $44.000, en el caso de otros sectores como los camilleros, incluso menos, ya que su salario hasta antes de la paritaria era de $20.000.
Este magro aumento, sumado a que es en tramos, volvió a encender las protestas entre estos sectores que están en la primera línea de fuego de la atención en hospitales y centros de salud. Por esta razón, además, es que critican los acuerdos paritarios que firmaron AMPROS y ATE.
Las demandas de estos trabajadores y trabajadoras es aumento de 50% sin cuotas, pases a planta para quienes ingresaron en la pandemia, y el fin de los contratos basura. Esta modalidad mantiene precarizados a miles de enfermeros y enfermeras, muchos de ellos en condición de monotributistas, es decir, facturándole al Estado por sus servicios.
Los prestadores y contratados, muchos de los cuales están en Enfermería, o son camilleros, personal de guardia entre otros que están en le primera línea de batalla, están en las calles reclamando por su situación incluso antes de que se declarara la pandemia. A fines de 2019 comenzaron a explicitar la situación de precariedad que atraviesas, con salarios por debajo de la línea de pobreza.
Sin embargo, el gobierno de Rodolfo Suarez se mantuvo impasible ante los reclamos, negándoles la posibilidad de paritar e imponiéndoles por decreto magros aumentos que no les permiten llegar a fin de mes.