Por Pablo Giuliano
Para Télam
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva recibió este miércoles un espaldarazo clave para enfrentar el balotaje contra el mandatario Jair Bolsonaro el 30 de octubre, con el apoyo de la tercera en la primera vuelta, Simone Tebet, del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB); y de relevantes figuras como su adversario histórico, el exmandatario Fernando Henrique Cardoso.
Al mismo tiempo, la primera encuesta después de la primera vuelta, de la firma Ipec, de la cadena Globo, indicó que Lula tiene intención de voto de 55% contra 45% de Bolsonaro para el balotaje, con dos puntos de margen de error para arriba o para abajo, mientras el bolsonarismo pidió a la fiscalía general investigar a las encuestadoras por supuesta manipulación.
Pero sin dudas, en términos políticos, Lula recibió en San Pablo el apoyo que más buscaba, el de Tebet, senadora del MDB del expresidente Michel Temer, un día después del respaldo otorgado por el cuarto, Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT).
Tras haber obtenido 4,16% de los votos el domingo, Tebet, afirmó en un discurso en San Pablo que el respaldo a Lula tiene que ver con la posición del líder del Partido de los Trabajadores (PT) en "defensa de la democracia".
La senadora dijo que dejó cinco sugerencias para el programa de gobierno de Lula y que trabajará en las calles para defender el voto contrario a Bolsonaro para la segunda vuelta.
Criticó a Lula por buscar el "voto útil" al final de la campaña pero explicó que no podía "quedar neutral" como le pidieron en el partido.
El apoyo de Tebet ocurrió luego de que el MDB liberara a sus líderes para realizar los acuerdos que consideren necesarios para la segunda vuelta.
La senadora almorzó este miércoles en un restaurante de San Pablo con Lula y el candidato a vicepresidente, Geraldo Alckmin, del Partido Socialista Brasileño (PSB).
Lula mantuvo una intensa agenda en San Pablo con Tebet, el presidente del PDT de Gomes, Carlos Lupi, y los gobernadores, gobernadores electos y senadores electos de la región del norte amazónico y el noreste, las zonas más pobres del país y donde hizo la mayor diferencia para ganar 48% a 43% a Bolsonaro en la primera vuelta.
"Como decía el líder laborista Leonel Brizola, Lula es un trabajador de carne y hueso, representa el ascenso del trabajador a lo más alto de de la república sin haber traicionado a su gente, a su historia y al lugar donde viene", afirmó Lupi.
En la reunión con los líderes estaba la senadora ruralista Katia Abreu, quien fuera ministra de Agricultura Dilma Rousseff y pertenece al ala lulista del Partido Progresista (PP) del jefe de gabinete de Bolsonaro, Ciro Nogueira.
Lula también aseguró que su objetivo es "ganar San Pablo", el estado más grande y rico del país, donde disputarán la segunda vuelta para la gobernación Fernando Haddad, del PT, y el bolsonarista Tarsicio Freitas, quien recibió el apoyo sorpresivo del actual gobernador paulista, Rodrigo García, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB)
El PSDB paulista estalló casi literalmente: tres secretarios de García renunciaron y varios dirigentes histróicos anunciaron su desafiliación por haberse pasado al bolsonarismo luego de una pelea histórica entre San Pablo y el gobierno federal en la pandemia, por el desarrollo de la vacuna china CoronaVac contra la Covid-19.
Lula minimizó los apoyos que mostró Bolsonaro, que tiene de su lado a las poderosas gobernaciones de Río de Janeiro, San Pablo y Minas Gerais. "Era gente que ya se sabía que iba a estar ahi", contó.
En el Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial, Bolsonaro defendió la política de su gobierno de combatir la expansión de las tierras indígenas para permitir el desarrollo del agronegocio, tras recibir al bloque ruralista, uno de los mayores ejecutores del cabildeo empresarial en el Congreso.
Además, Bolsonaro recibió el respaldo de los gobernadores reelectos de Paraná, Carlos Massa, y de Brasilia, Ibaneis Rocha, que ya habían hecho campaña para el presidente en la primera vuelta.
Esta elección le produjo a Lula, de 76 años, el regreso al pasado como parte unificadora del proceso democrático moderno brasileño.
El PSDB, en su peor momento histórico, se alineó con sus viejos líderes detrás de Lula.
En el aniversario de la proclamación de la Constitución Federal de 1988, el expresidente Cardoso, de 91 años, anunció por Twitter: "En esta segunda vuelta voto por una historia de lucha por la democracia e inclusión social. Voto a Luiz Inácio Lula da Silva".
El sociólogo Cardoso es presidente de honor del PSDB, el partido que disputó por tres décadas el "clásico de la politica brasileña" contra el PT.
Cardoso publicó fotos de el y Lula juntos en 1978, cuando el metalúrgico lo apoyó para una elección al Senado que marcó la apertura parcial de la dictadura militar y otra de 2017, en el velorio de Marisa Leticia Rocco, la segunda esposa de Lula.
Cardoso, que fue el único presidente brasileño del PSDB, venció a Lula en las elecciones de 1994 y 1998.
Lula, por su parte, venció a candidatos del PSDB en 2003 y 2006, mientras Rousseff, del PT, los venció en los comicios de 2010 y 2014.
Otros exdirigentes del PSDB expresaron adhesión a Lula en el balotaje contra Bolsonaro, como el excandidato presidencial en 2002 y 2010 José Serra, exgobernador de Sao Paulo.
Una de los respaldos clave que recibió el exsindicalista fue el apoyo incondicional, sin pedirle medidas específicas, de Arminio Fraga, exprseidente del Banco Central de Cardoso y habitualmente crítico con las políticas del PT, actualmente una pieza influyente en los fondos de inversión del mercado financiero brasileno.