A un mes y medio de la asunción de Javier Milei se produjo la primera implosión en el Gabinete. Salió eyectado el ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro. En las sombras, se aceleró una miniguerra interna entre representantes de dos grupos económicos adentro del Gabinete, que le costó la cabeza al ministro.
Lo echó el presidente por tuiter, a través de una interacción con una cuenta con nombre de fantasía administrada por su entorno. Lo responsabilizó de darle a la prensa una frase que él pronunció en una reunión de Gabinete, pero pocos creen que ese sea el motivo de la implosión de bautismo del gobierno libertario.
Ferraro tuvo que lidiar con internas feroces para conformar su gabinete. Debió ceder casi todos los lugares de las segundas y terceras líneas de su gabinete ministerial al macrismo duro y al ex gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.
El Ministerio de Infraestructura es la principal fuente de negocios en el Gobierno Nacional. Ferraro logró retener dos cargos clave en su cartera, ambos fueron ocupados por ex jerarcas del Grupo Roggio, insignia de la Patria Contratista.
La cartera estaba a punto de presentar un proyecto de plan de viviendas, cuyo borrador se filtró a otras órbitas del Gobierno. El jefe de Gabinete, Nicolás Posse, lo tuvo en sus manos. Y lo leyó. Las horas de Ferraro en el Gabinete se acabaron, entonces. Posse viene de la Corporación América, de Eduardo Eurnekián, que también juega en los negocios de la Patria Contratista.
Milei también fue empleado de Eurnekián durante muchísimos años. En la guerra interna de la Patria Contratista optó por su viejo jefe, que en la campaña lo destrató yendo a sacarse una foto con su contendiente, Sergio Massa.
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