La estrategia de construcción de poder del presidente Javier Milei es revolucionaria. Consiste en insultar y romper todo puente con todos los que no se alinean a sus designios. O los de sus guionistas. El ex calculista de riesgos de la Corporación América se ocupa más del sustento del poder que de la economía. Y se ocupa a su manera. Mal no le fue.
Milei salió a quemar las naves con una estrategia de alto riesgo para su gobernabilidad. Todavía no cumplió tres meses en la Presidencia.
Ha decidido ahora correr por una cornisa para tratar de llegar a las elecciones de medio mandato manteniendo una base de sustentación seria. Su heterodoxia lo deja ante la gloria o Devoto. Si puede bajar la inflación antes de perder sustentación electoral su destino tendría un color distinto al que mostraría con los precios descontrolados y sin votos.
Mientras ejecuta el ajuste más irracional de la historia, con su discurso de guerra el presidente fideliza a su núcleo duro. Apuesta a sumarle el ciento por ciento del macrismo de a pie, sea con Mauricio Macri dentro o fuera del esquema. Por ahora, lo consigue. La imagen positiva del gobierno ronda el 50%, más o menos dependiendo de quién la encueste.
Recién empieza y ya no tiene margen para fugas de apoyos electorales. Lo que hace más riesgoso ir a todo o nada.
Macartismo de manual
El relato de Milei tiene una carga de macartismo similar a la que sustentó las primeras épocas de Macri en la Casa Rosada. Le falta el despliegue judicial y policial contra ex funcionarios que usó Macri para maquillar el ajuste. Al heredero del fundador de Socma se le cayó el gobierno pedazos en el segundo trimestre de 2018, cuando sus auspiciantes externos decidieron irse con los auspicios a Egipto y otros destinos más atractivos que el que ofrecía el líder del Pro para sus fondos.
Los auspiciantes externos de Milei son más o menos los mismos que tuvo Macri, aunque esta vez vinieron más austeros. Los denominados inversores son los fondos, como Black Rock, o los bancos, como el JP Morgan, que fue el principal actor en la corrida que desahució a Macri.
El ex presidente ahora cambió de auspiciantes, de Wall Street a Medio Oriente. Por eso, Federico Sturzenegger, el líder del plan que el establishment preparaba para el Pro, y Luis Toto Caputo, ministro de Economía, quienes siempre trabajaron para el establishment financiero, juegan por las suyas en la administración Mieli, que compró el plan de los viejos auspiciantes de Macri.
El bombardeo a Chubut
El último episodio en la construcción de Javier Milei esparció esquirlas para todos y todas. Atacó al gobernador de Chubut, Ignacio Torres, macrista de la primera hora con diálogo permanente con Macri. Torres recién fue electo gobernador de una provincia que enfrenta un problema estructural: depende de los hidrocarburos y produce menos petróleo que antes.
El viernes Nacho Torres se convirtió en héroe de sus pares y de todos los que creen en el federalismo como forma de organización del país. Se plantó ante el ataque de Milei contra los recursos provinciales: el presidente se quedó con un tercio de la coparticipación de Chubut.
Unos días antes el gobierno de Torres había conseguido una cautelar de la Justicia contra la retención de la plata del Fondo Compensador del Transporte dispuesta por Milei. Torres adjudicó a una represalia por esa causa la retención de parte de la coparticipación a Chubut.
Torres era un aliado fuerte de Milei, comprometido con el modelo del libertario. Sus diputados nacionales votaron a favor de la Ley Ómnibus en general y en particular de los 13 artículos que se alcanzaron a tratar antes de que el Presidente ordenara voltear el proyecto.
Gas y petróleo, botines en el conflicto
Ni así evitó Torres que el Presidente lo bombardeara. El gobernador contestó a la Casa Rosada que si hasta el miércoles (28/02/2024) no le depositan lo que le retuvieron de la coparticipación cortará el paso del gas y el petróleo de su provincia hacia los mercados nacionales.
“Es lo que me reclama la sociedad chubutense, no estoy en un lugar cómodo”, dijo el gobernador Torres, el sábado, en una entrevista con la radio porteña Con vos.
“Que corte y se atenga a la Justicia”, retrucó el Presidente. El gobernador dijo que Milei es cínico y advirtió que tiene un mensaje en su teléfono que prueba esa condición del libertario.
Torres contó que Macri intervino en las sombras en el conflicto. Según el chubutense, el ex presidente agotó las instancias para intentar salir del conflicto antes de llegar a las armas. No hubo caso, dijo el gobernador.
Un diputado nacional de la Patagonia que está en una de las listas negras libertarias explicó a Explícito su visión sobre la puesta en escena del Presidente: “Está desesperado por construir un relato que lo sustente, todo lo que hace es con ese objetivo”. Coincidió con esa línea el gobernador Torres.
El diputado consideró que a Milei no le importa el consenso en el Congreso, porque no tiene en sus planes someter sus decisiones a discusión. Para hacerlo de esa forma tiene que invalidar a los legisladores como a los gobernadores e intendentes, que son en la democracia los otros representantes de los electores. No reveló todavía cómo encarará a la Justicia cuando lo contradiga. Por ahora, el gobierno apeló en tribunales cuando le fallaron en contra y no hizo olas contra los magistrados.
Pelos y señales de la vía totalitaria
La reacción del gobierno libertario contra Chubut fue la última de una serie imparable que se sucedió de las asunción del poder por parte de Milei. Antes de que ocurriera, el Presidente todavía recibía ofertas de la oposición para aprobarle las leyes que mande al Congreso, pero en lugar de ir por esa vía el mandatario eligió poner a todos enfrente y acelerar la guerra.
Los gobernadores de Córdoba, Martín Llaryora (peronista disidente, fuera de Unión por la Patria), y de Santa Fe, Martín Pullaro (radical), habían sido castigados con recortes por Milei después del fracaso de la Ley Ómnibus. Los dos estaban dispuesto a poner a sus legisladores nacionales a votar casi todo a favor de Milei, pero el presidente dinamitó la relación.
No dio ninguna señal el Presidente de que esté preocupado por el Congreso. Antes de lanzar su ataque a Chubut, había roto todos los puentes con el ex ministro de De la Rúa, Ricardo López Murphy, a quien le dijo traidor y otros insultos. López Murphy está primero en la fila de los que votarían con Milei cualquier iniciativa legislativa. El Presidente lo despreció.
Al final de la zaga de ataques a diestra y siniestra, Milei rompió puentes con Torres, en una movida que puede tener consecuencias internas en el Pro. La presidenta del aparato del partido que fundó Macri salió a cuestionar al gobernador de Chubut después de que se le plantara al presidente. Macri no salió a decir nada, pero está detrás de la respuesta de Torres, quien no hubiese tomado la vía que tomó sin la venia de su jefe.