El cine argentino tendrá este lunes su primera presentación en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes con la exhibición del filme tucumano “Los dueños”, ópera prima de los teatristas y ahora cineastas Agustín Toscano y Ezequiel Radusky.
Los dos son amigos de cuando iban al colegio y trabajan juntos hace una década en propuestas teatrales en su provincia y tienen la gran ventaja de la experiencia en dirección de actores que generalmente no acreditan los cineastas locales.
Y, según aseguró Radusky a Télam, de los desacuerdos “...suelen salir las ideas más potentes”
La película, que según el jurado del Concurso de Operas Primas del INCAA de 2011 dejó a “El estudiante” , de Santiago Mitre como suplente, cuenta con actuaciones de Rosario Bléfari, Germán De Silva, Sergio Prina, Cynthia Avellaneda y Liliana Juárez, fotografía de Gustavo Biazzi, edición de Pablo Barbieri y dirección de arte de Gonzalo Delgado Galiana.
Se trata de la historia de Sergio, Rubén y Alicia, los jardineros de una propiedad rural en la provincia de Tucumán, que usan como propias las instalaciones cuando sus patrones no están, e imitan su estilo de vida, duermen en sus camas, miran sus DVDs en una gran pantalla de TV, y se alimentan con productos que jamás podrán comprar.
Pero ocurre que Pía y su hermana Lourdes llegan un improvisado fin de semana junto a sus maridos, Manuel y Gabriel, al mismo tiempo que los empleados regresan a sus tareas habituales, pero ya nada será igual para los unos y para los otros, porque las hipocresías se caen de maduras.
“Si bien es innegable que podemos tener influencias Lucrecia Martel, y en particular de `La ciénaga`, porque es una excelente película, y más para nosotros que somos de una provincia vecina, aunque no la conozcamos personalmente, porque tenemos una manera de vivir y ver las cosas que puede ser común, creemos que vamos por caminos diferentes, con otro humor, otra estética, más directa”, asegura Toscano.
“Creo que el filme tiene que ver con nuestra identidad, pero más allá de eso con todo lo que investigamos como teatristas, en cuanto a lo que pretendemos de las actuaciones y creo que componemos más desde ese lugar, en el qué se le puede extraer a un personaje en cuanto a conflicto y evolución y puedo decir que nuestro horizonte no está en el cine nacional, son en las obras de autores como Buñuel o Chabrol”, confiesa.
Según Radusky “En todas nuestra puestas teatrales recurrimos a este tema y en ningún momento nuestros personajes son unidireccionales, ni buenos ni villanos".
"Siempre estudiamos a los personajes como personas muy complejas, y trabajamos mucho con la sociedad tucumana y la película se refiere a Tucumán, donde todo es relativo según la situación y si bien la historia plantea una lucha, quisimos que fuera una `confusión de clases`”, agregó.
Explicó que “en los últimos años en Tucumán las clases bajas pegaron un subidón y uno ahora piensa `quienes eran los ricos y quiénes son los pobres` y a nosotros la catalogación siempre nos pareció algo extraño. Hay una pregunta de Rubén, que en el relato trabaja para los propietarios, que resumiría la idea y es `¿Quiénes van a cuidar la casa mejor que nosotros`?”.
“Pensemos en un mundo ideal donde las personas que son dueñas de algo confían en sus empleados. Cuál sería el problema si no se trata de que van y orinan sobre la mesa sino que la cuidan y hasta mejor que ellos y la disfrutan mucho más”, insistió Radusky, consecuente con la idea que guió la escritura del guión.
“Hay algo que ocurre en Tucumán pero también en el resto del país, que es mandar al campo todas las cosas en desuso de las ciudades, como un cierto desprecio porque allí va lo ya usado y viejo, es decir volver a lo viejo y obviamente no te sentís en el lujo, y sin embargo para los peones eso es lo nuevo”, interviene Toscano.
“La idea es mezclar a los de abajo y los de arriba en el medio, al principio alejados y después ya juntos entremezclados. Y finalmente la que más intención tiene de mezclarse es la dueña de casa. No es que los ricos quieran ser pobres ni al revés, no es tan simple la lectura. Saben más o menos lo que quieren y por competo lo que no quieren”, dice Toscano.
“En nuestra película quienes se hicieron cargo de áreas trabajaron con mucha libertad porque nos parece que debe ser así. Dibujamos toda la película para tener una intención de cómo se debería ver y con la idea de que quienes hicieron la película tuvieron mucha idea emotiva. Nosotros estudiamos cine solos. No fuimos a ninguna escuela”, dijo Radusky.
Opinó que “el teatro tiene una cosa que es especial, que es como ser argentino: el argentino conoce la crisis y el teatro es una crisis permanente. Muchas veces hemos ensayado durante dos años antes de lanzar un apuesta. Ensayamos mucho esta película y cuando llegamos al rodaje casi no se daban las crisis. Para nosotros el ego no existe y eso es lo que le transmitimos al equipo".
“Prolongar nuestra experiencia teatral en el cine está muy bueno. En el cine tenemos la ventaja de poder rehacer algo que no nos gusta y en la edición un toque final de quitar alguna escena y hasta algún personaje, algo que nos parece apasionante. Por trabajo y suerte, viniendo del teatro, el cine no nos puso trabas en ningún momento”, sintetizó Toscano.
El próximo proyecto de los cineastas se titula “Autodisciplina”, ambientado en un campus universitario en verano, donde un grupo de 150 jóvenes “...se somete a un juego violento, original y excitante”, aseguran.
Después de diez días de tensión, los estudiantes tienen que descubrir quién es el zorro, un personaje sin miedo, que aparece de noche, con ropa negra y una Z blanca que brilla en la oscuridad y una capucha como la del Ku Klux Klan, “Un filme casi de guerra, con misterio, violencia y adrenalina”, anticipan.