La ficción del superávit

Milei desfinanció el gasoducto Kirchner y en plena ola polar cortó el suministro a pymes y estaciones por el pico de consumo

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Planta compresora de Tratayén.

La ola polar que cubre la Argentina y provoca temperatura bajo cero disparó la demanda de gas y el Gobierno interrumpió el servicio al sector industrial y a las estaciones de GNC ante la imposibilidad de cubrir la demanda. El origen es la desinversión oficial: para simular superávit, Javier Milei desfinanció el último tramo del gasoducto Néstor Kirchner. 

En este contexto crítico, Cammesa se vio forzada a salir el lunes a licitar de urgencia la compra de 12 cargamentos de fueloil y gasoil para hacer frente al aumento del consumo, lo que demandará unos 500 millones de dólares más de lo previsto en materia de importación de energía. En el gobierno están esperando que el martes ingrese un barco con GNL en Bahía Blanca.

Crisis provocada por Milei

El freno a la obra pública demoró los trabajos y ahora deberán desembolsarse en junio unos 500 millones de dólares adicionales para hacer frente a la mayor demanda.

El Gasoducto Néstor Kirchner transporta 11 millones de metros cúbicos de gas por día (m3/d), pero si las plantas comprensoras de Tratayén, Salliqueló y Mercedes estuviesen en funcionamiento la capacidad ya se hubiese ampliado a 22 millones.

Si se hubiesen girado los fondos cuando correspondía las plantas estarían terminadas y la capacidad de transporte del gas proveniente de Vaca Muerta se hubiese duplicado.

La planta compresora de Tratayén, a cargo de Sacde, podría entrar en funcionamiento a mediados de junio, lo que permitiría inyectar 5 millones de m3 diarios adicionales al sistema.

Eso representaría un ahorro de hasta 350 millones de dólares por año en sustitución de combustibles líquidos e importación de GNL.

En tanto, la planta de Salliqueló, que está construyendo Contreras, recién estaría lista en septiembre.

La demora se explica fundamentalmente porque durante los primeros meses de gobierno Enarsa dejó de pagarle a las constructoras que están a cargo de las obras.

Le adeuda 30 millones de dólares a Sacde y 10 millones a Contreras, lo que forzó a ambas empresas a trabajar por debajo de su capacidad.

Si la empresa estatal hubiese pagado en tiempo y forma ambos proyectos ya estarían terminados.

La deuda que arrastra el gobierno nacional llega a 40 millones de dólares, pero la decisión de no pagar lo fuerza ahora a desembolsar 500 millones, cuando con el gasoducto a full podría a haber necesitado importar, pero por menos de la mitad de ese valor.

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