Considerándose injuriado, el actor Gérard Depardieu decidió “devolver” su pasaporte nacional francés a Jean-Marc Ayrault, primer ministro, relanzando en un tono muy agresivo la gran polémica nacional sobre los exiliados fiscales, que han decidido huir para intentar evitar parcialmente la nueva fiscalidad nacional.
Depardieu salió al paso de las críticas de Ayrault, quien había calificado de “despreciable” la decisión del actor de instalarse en un pueblecito belga, a diez kilómetros de Francia.
En una carta abierta que publica el semanario Le Journal du Dimanche, Depardieu respondió al primer ministro: “No pido que nadie apruebe mi comportamiento. Pero pido respeto, al menos. No todos los que se han marchado de Francia han sido injuriados, como yo. 'Despreciable', dice usted señor Ayrault. '¡Que comportamiento tan despreciable!'. ¿Quién es usted para juzgarme de ese modo, señor Ayrault, primer ministro del señor Hollande, quién es usted?. Yo... no he matado a nadie, he construido mi carrera, trabajando. A lo largo de 45 años, he pagado más de 145 millones de impuestos. Doy trabajo, en Francia, a ochenta personas. Ni me quejo ni presumo de nada. Pero no puedo aceptar ser calificado de despreciable. Le devuelvo mi pasaporte, señor Ayrault. Y mi tarjeta de la Seguridad Social, que no he utilizado jamás. Usted y yo no vivimos en la misma patria. Yo soy un europeo verdadero, un ciudadano del mundo, como mi padre mi inculcó”.
Esa carta abierta de uno de los actores más famosos de Francia relanzó el debate de las personalidades que han decidido exiliarse por razones fiscales. Tras la llegada al poder de François Hollande, el mes de julio pasado, ese movimiento de fondo se aceleró.
Bernard Arnault, el hombre más rico de Francia, el gran patrón de LVMH, el grupo que integra a muchas de las grandes marcas emblemáticas del lujo francés (Moët & Chandon, Dom Pérignon, Veuve Clicquot, Dior, Château d'Yquem, Vuitton, Céline, Loewe Kenzy, Givenchy, entre otras grandes marcas) decidió instalarse en Bruselas a las pocas semanas de formarse el primer gobierno socialista del presidente Hollande.
Arnault ya estuvo exilado fiscalmente en los EE. UU. cuando Mitterrand llegó al poder en 1981.
El exilio fiscal no conoce fronteras ideológicas. El tenista Yannick Noah abrió muchos mitines electorales del candidato François Hollande. Pero también es un exiliado fiscal encubierto. Otro tanto ocurre con personalidades tan diversas como la actriz Isabelle Adjani o la tenista Amélie Mauresmo.
Los destinos del exilio fiscal de las celebridades francesas son muy diversos. Charles Aznavour, Alain Delon y Polanski (ciudadanos franceses, nacido en Polonia) eligieron Suiza hace muchos años.
Otros, como el candante Johnny Hallyday o el actor Omar Sy, decidieron instalarse en Los Ángeles, por razones fiscales y artísticas. El dinero ahorrado en impuestos puede ser útil para hacer una carrera en Hollywood.
Los cantones suizos fueron durante muchos años el destino privilegiado de los exilados fiscales franceses. Los EE.UU. y el Reino Unido tuvieron sus días de gloria. Bélgica y Bruselas, en particular, son la última moda, confirmada por Depardieu, que se ha comprado una “gran casa” por menos de quinientos mil euros, en un pequeño pueblo que apenas tiene dos mil habitantes belgas y otros tantos residentes de origen francés.
Fuente: Abc.es