El mapa de los estados venezolanos pintados casi por completo con el rojo rojito del chavismo, luego de haber ganado 20 de las 23 gobernaciones en las elecciones del domingo, llenó de euforia a los militantes pero no alcanzó a mitigar la preocupación por lo que pasará si el presidente, Hugo Chávez, no puede asumir un nuevo mandato el próximo 10 de enero.
Los medios reflejaron ampliamente la victoria del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en los comicios. El más llamativo fue el diario de distribución gratuita Ciudad CCS, que imprimió una portada completamente roja con el título “Paliza perfecta” recortado en letras blancas.
Sin embargo, Hernández destacó que en la cuenta hay que poner la gran cantidad de ciudadanos que no fueron a votar y que “en términos porcentuales, tanto el PSUV como la MUD (Mesa de Unidad Democrática) sacaron aproximadamente los mismos votos que en las elecciones presidenciales del 7 de octubre”.
Entre los observadores del chavismo admitieron esta observación sobre los porcentajes de votos, pero a la vez señalan que el abstencionismo perjudicó al PSUV mucho más que a la oposición.
Mientras hacían estas cuentas, la salud de Chávez, quien se recupera en La Habana de la cuarta operación que tuvieron que hacerle en el último año y medio para controlar el cáncer que padece, es un tema que nadie informado se aventura a poner en la balanza de la política venezolana.
Más allá de los deseos de los chavistas, que ante las noticias de una mejora paulatina del presidente han espaciado los actos para orar por su salud, cuando se aborda el tema de si podrá asumir el nuevo mandato presidencial el 10 de enero esbozan un gesto que tiene más de duda que de esperanza.
La Constitución de Venezuela establece que si el presidente electo no puede asumir, el presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento) deberá convocar a elecciones en un plazo de 30 días, y en el caso en que asumiera pero no pudiera continuar durante los primeros cuatro años de los seis años de mandato, el vicepresidente será quien tenga que convocar a nuevos comicios.
En el oficialismo aseguraron, sobre todo mirando el mapa del país tras las elecciones, que el chavismo está más fuerte que nunca. “Chávez ya designó a (el vicepresidente) Nicolás Maduro y todos respetarán y acatarán su deseo”, afirmó un analista cercano al gobierno, pero en sectores de oposición plantean interrogantes sobre la hipótesis de un chavismo sin Chávez.
Para Hernández, la fortaleza del chavismo se notará el 5 de enero, cuando haya que renovar las autoridades de la Asamblea Nacional, que preside otro hombre fuerte del oficialismo, Diosdado Cabello, un capitán retirado del Ejército que reunió en estos años de gobierno una importante cuota de poder político y económico.
“Lo esperable sería que haya un acuerdo entre las tres cabezas del chavismo, Maduro, Cabello y Jaua, pero si ese acuerdo es posible o no, se verá con la renovación de autoridades de la Asamblea; si Cabello es reelecto, será que el acuerdo anda, pero si los maduristas van por ese cargo, como se rumorea, estaremos frente a otro escenario”, señaló el politólogo.
Entre los maduristas con aspiraciones de crecer dentro de la estructura se menciona a los diputados Blanca Eekhout y Fernando Soto Rojas, un político de largo recorrido que ya ocupó la presidencia de la Asamblea años atrás.
Mientras tanto, muchos de los ciudadanos que atestaron hoy el centro caraqueño, portaban remeras con leyendas que marcaban su pertencia al chavismo y siguieron a través de los medios los homenajes al libertador Simón Bolívar, de cuya muerte se cumplieron este lunes 182 años.
En la plaza Bolívar, a cuyos alrededores están el Palacio de Miraflores y otros centros del poder gubernamental, niños de Semillero de la Patria, una agrupación que depende del Ministerio de Comunas, colocaron una ofrenda floral al pie de la estatua ecuestre del Libertador, ante las miradas de aprobación de cientos de adultos que aún llevaban en sus meñiques la marca de tinta indeleble que acredita que emitieron su voto.