Los belgas están al palo: crearon la máquina de esnifar chocolate

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chocolate

Brujas, al noroeste de Bélgica, se ha constituido por derecho propio en lugar de peregrinación para los amantes del chocolate.

Sus más de cuarenta chocolaterías la convierten en la capital del chocolate.

Dominique Persoone, según sus colegas, el Ferrán Adriá en este campo, ha revolucionado y reinventado el chocolate convirtiéndolo en objeto de culto, y a su tienda The Chocolate Line en el templo de referencia, tal como la define el sitio vanitatis.com.

Orgulloso de una de sus más famosas creaciones, la máquina de esnifar chocolate, contó: “Tuve el honor de ser invitado a preparar el postre en una fiesta de los Rolling Stones. Quería estar a la altura y no defraudar. Así que ideé un chocolate para aspirar. Una mezcla con menta y jengibre que abre las vías respiratorias y así el chocolate va directamente al cerebro”.

Persoone no solo combina con éxito sabores que parecían imposibles, si no que el resultado es asombroso. La imaginación no alcanza siquiera a adivinar lo sutil y refinado de la suma de ingredientes en principio tan contrapuestos como el chocolate con aceitunas negras o guacamole, wasabi, cola... y así muchos más.

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