Los equipos de rescate seguían en las últimas horas la búsqueda de supervivientes del fenómeno, que con vientos de 400 kilómetros asoló el viernes ese país asiático.
Unas 10.000 muertes se estiman en Filipinas tras el paso del tifón "Yolanda" por el centro del país, aunque la cifra oficial era de 552, y 600.000 personas fueron evacuadas en Vietnam, donde se espera el arribo del fenómeno meteorológico, que no causó víctimas argentinas dijo el cónsul en ese país, Hernado Díaz.
Los equipos de rescate seguían este domingo la búsqueda de supervivientes del tifón, que con vientos de 400 kilómetros asoló el viernes ese país asiático.
"Yolanda", uno de los tifones más potentes jamás registrados en la historia del país, devastó totalmente del 70 al 80 por ciento de las poblaciones de la provincia de Leyte, principalmente su capital, Tacloban, la más afectada por la catástrofe.
El jefe de policía de Tacloban llegó a hablar de 10.000 muertos pero el presidente, Benigno Aquino, no quiso confirmarlo. "Las cifras son alarmantes", dijo el mandatario pero apuntó que la "prioridad son los supervivientes".
Díaz, encargado consular en Filipinas, dijo a Télam desde Manila que "no hubo problemas con el centenar de argentinos" residentes y que "ninguno de ellos se encuentra en la zona del desastre", por lo que "no se reporta ningún compatriota entre las víctimas".
El cónsul remarcó que "la colonia argentina en Filipinas es muy chica y que no se reportan víctimas personales ni desaparecidos".
En tanto, la Cancillería argentina expresó hoy su solidaridad con el pueblo filipino.
El Ministerio de Relaciones Exteriores "envía sus sentidas condolencias a los familiares de las víctimas y se pone a disposición del gobierno amigo de Filipinas para ayudar, en lo que esté a su alcance, a mitigar los efectos de la tragedia", dice la nota diplomática.
El papa Francisco manifestó su hoy su cercanía con las víctimas durante el Angelus dominical, reportó la agencia italiana Ansa.
"Deseo manifestar mi cercanía a la población de Filipinas y de esa región, que fue golpeada por un tremendo tifón", dijo Jorge Bergoglio y llamó a rezar por "nuestros hermanos y hermanas" pero también a hacer llegar "ayuda concreta" a los damnificados.
A dos días del paso del tifón en el país aún reinaba el caos y Tacloban sufrió saqueos por parte de personas desesperadas en busca de alimentos, medicamentos y otros artículos.
El tifón cortó el suministro eléctrico, las comunicaciones, dañó los aeropuertos y bloqueó las carreteras con escombros al azotar el este y centro de Filipinas, lo que complicaba las tareas de rescate, dejando a cientos de miles de personas entre montañas de ruinas.
"No desesperen, la ayuda está en camino", prometió el presidente durante una visita a Tacloban.
La mayoría de las muertes se deben a una súbita crecida de seis metros del nivel del mar que arrasó casas, vehículos y sumergió bajo sus aguas a decenas de miles de personas.
Este fue uno de los peores desastres naturales de la historia del país, con vientos constantes de 313 kilómetros por hora y rachas que han rozado los 400, muy por encima de la categoría 5, que describe a los huracanes más poderosos.
Todas las localidades en un radio de un kilómetro en torno a la capital de Leyte, seguía inundada.
"Desde el helicóptero se puede ver que no hay ni una sola estructura en pie desde la línea de playa hasta un kilómetro en el interior del país", lamentó el ministro del Interior, Manuel Roxas.
Mientras tanto, unas 600.000 personas fueron evacuadas durante las últimas horas en Vietnam antes del arribo de "Yolanda", esperado para mañana, informaron hoy autoridades locales.
"Hemos evacuado más de 174.000 viviendas, es decir, unas 600.000 personas", dijo en un comunicado el ministerio de Vietnam para el control de las inundaciones.