Un Opel blanco avanza por una ruta de Acapulco. Es el año 1965. En el auto van Gabriel García Márquez, su esposa Mercedes y sus hijos Gonzalo y Rodrigo. Están a punto de empezar sus vacaciones. Mientras maneja, el escritor –que por entonces tiene unos 38 años y también es reconocido como periodista– se concentra en una historia que le viene rondando hace un par de décadas.
De pronto, ve a su abuelo nimbado de mariposas amarillas. El abuelo lo lleva de la mano, porque Gabo es un niño que está a punto de tocar el hielo. Y el hielo, dice el chico, es caliente. Esta escena mítica comenzaría a vertebrar Cien años de soledad, que tras ser rechazada por algunas editoriales, finalmente se publicó en Buenos Aires en 1967. Y es también el inicio de Gabo, memorias de una vida mágica. Coeditada por Rey Naranjo y Galerna, se trata de una novela gráfica que mediante viñetas cuenta la vida y la obra del escritor colombiano desde su niñez en Aracataca hasta la actualidad. De hecho, en 2012, celebró sus 85 años y el 25º aniversario de la recepción del Premio Nobel.
"García Márquez ha logrado grabar en la historia de la literatura y del ser humano imágenes imborrables. Es un maestro para eso. El hielo, el mar, el calor, el tren, son imágenes explotadas hasta sus últimas consecuencias. Y desde luego, las mariposas amarillas, aquellas que persiguen a Mauricio Babilonia", cuenta el guionista Óscar Pantoja, autor de este trabajo junto con los ilustradores Miguel Bustos, Felipe Camargo Rojas y Tatiana Córdoba. "Desde el principio, cuando las mariposas llegan al carro que va por la carretera de Acapulco, está presente el sello de las imágenes en la obra de Gabo. Lo que hice fue cambiarlas de contexto, que su mundo mágico llegara a su mundo real, que en el fondo es también mágico", agrega este escritor vía correo electrónico, en diálogo con Tiempo Argentino.
El libro se presentó en Colombia en marzo y recién acaba de ser lanzado en nuestro país. Aborda la trayectoria de García Márquez con el eje puesto en la forma en que el escritor fue armando Cien años de soledad y el modo en que esa novela reconfiguró su propia obra pero también el legado estético de todo un continente. Para eso, Pantoja estudió diversos textos referidos al colombiano –incluso la autobiografía Vivir para contarla– que atinadamente se incluyen al final del texto, al igual que sitios web de consulta e incluso una cronología para establecer los años fundamentales en la carrera de Gabo.
"La novela gráfica o cómic se ha convertido en uno de los géneros de mayor crecimiento y complejidad, atrayendo a lectores de todas las edades. Desde hace mucho tiempo dejó de ser exclusivamente un lugar para describir a los súper héroes y se convirtió en un espacio para narrar la complejidad del hombre, su situación social, sus anhelos, sus victorias y derrotas. Se han hecho las vidas de muchos artistas y pensadores con un grado de complejidad y calidad admirables, pero de Gabo aún no se había hecho nada", continúa Pantoja. En ese sentido, llama la atención que hasta ahora García Márquez no haya tenido quien le escriba, teniendo en cuenta que ya existen novelas gráficas sobre Virginia Woolf, Franz Kafka o Fernando Pessoa. "Pero todas esas fueron editadas en Europa. La vida de los grandes escritores latinoamericanos aún no se ha contado en forma de novelas gráficas.
Existen las investigaciones en narrativa, hechas por intelectuales y estudios, que han realizado trabajos fabulosos", dice Pantoja. Y subraya: "Creo que fuimos los primeros en contar esta historia en este formato. Y es muy satisfactorio para nosotros, como colombianos, que lo hayamos hecho con García Márquez."
Este libro demandó unos catorce meses de trabajo. Es, apunta Pantoja, el intento de entender la vida de Gabo como escritor y, a la vez, su escritura como un laborioso oficio, a contrapelo de la idea de que al colombiano las ideas le brotan como mariposas. "No es sólo un resumen banal de su vida y sus asuntos de prensa. Lo contrario: es cómo se rompió el lomo para lograr su obra cumbre. Así fue cómo lo pensé antes de escribirlo", continúa. De todos modos, aclara que un trabajo semejante no hubiese sido posible sin los dibujos y sin el trabajo no ya de uno sino de cuatro ilustradores. "En literatura, y por ende en novela gráfica, comparto el dicho de que entre menos, más. No ocurre lo mismo en otras artes, pero en la que trabajo, sí. Entonces, la literatura y el dibujo juntos crean otra forma de lectura, más rica, quizá más fresca. No quiero decir que mejor, sino otra forma. La narrativa, la novela, tiene su forma; la novela gráfica, otra", explica.
El guionista reconoce que sí, que el cómic es un género popular y un lenguaje asequible para todo público: grandes y chicos, más y menos conocedores –en este caso– de la escritura de Gabo. Pero no se trata de un acto de realismo mágico: "Todo trabajo debe presentarse sencillo para el lector. Sencillo, no básico. La complejidad no debe estar en la forma de expresarse, sino en lo que hay detrás, en eso que el cerebro del lector capta y que va construyendo. En las capas que componen una historia: el personaje, el tiempo, el narrador, la escenografía, la voz. Todas estas capas deben ir entrando en su justo momento y ser claras, no confusas." En definitiva, más allá del formato, de lo que se ocupa la literatura es de contar una buena historia: "Es algo que suena sencillo pero que es bastante serio, complicado. Pienso en el lector, en cómo recibirá la obra, en cómo lo voy a emocionar. Sin los lectores no somos nada. Para ellos hacemos historias y son ellos los que verdaderamente dicen si funciona o no", comenta. Y adelanta que ya está casi finalizada una novela gráfica sobre Juan Rulfo, que se lanzará en la Feria del Libro de Bogotá, en 2014.
Gabo, memorias de una vida mágica fue coeditado por Rey Naranjo y Galerna. Sus autores son Óscar Pantoja, Miguel Bustos, Felipe Camargo y Tatiana Córdoba. El libro se presentó en Colombia en marzo y recién acaba de ser lanzado en Argentina.