El negocio de la Liga BBVA: clubes endeudados, plata pública para tapar agujeros y empresarios que van por todo

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pelotaPor Ezequiel Fernández Moores
Para canchallena.com

De la Liga estrellada a la Liga de las Estrellas. Juan Antonio Pizzi, nuevo DT del Valencia de España, no tuvo siquiera tiempo para festejar su título con San Lorenzo. ¡Cómo no tentarse con unirse al Tata Martino y al Cholo Simeone en la Liga Primer Mundo de Leo Messi y Cristiano Ronaldo? Pizzi cambiará a Marcelo Tinelli por el magnate singapurense Peter Lim Eng-hok. El multimillonario de Forbes, apodado en el mundo bursátil "Remisier King" (El rey de las comisiones), y que antes quiso comprar al Liverpool y al Atlético de Madrid, es el nuevo Papá Noel al que se aferra ahora el Valencia para levantar una deuda de 300 millones de euros. El club quedó a un paso de la quiebra después de que el gobierno autonómico retiró apoyo y de que la banca privada, rescatada por el Estado, debió dejar de prestar dinero. Valencia, además, figura en la lista de siete clubes españoles que la Comisión Europea investigará por recibir ayudas públicas ilegales. Es una acusación que incluye al Barcelona, pero apunta todavía más a Real Madrid. Los libros sobre el exitoso modelo de marketing que permite a Real Madrid pagar 100 millones de euros por Gareth Bale y vender camisetas de Cristiano Ronaldo en China omiten lo que ahora denuncia la Comisión Europea: que muchos de esos negocios se han visto facilitados con dineros públicos.

Las reglas económicas del fútbol, se sabe, son atípicas. Javier Faus Santasuna, reputado vicepresidente económico de Barcelona, abogado de 48 años formado en Estados Unidos, especialista en fusiones y capitales de riesgo, trató a Messi como un empleado más de su fondo Meridia Capital. "No veo razón para mejorarle el contrato otra vez a un señor al que ya se lo mejoramos hace seis meses." "El señor Faus -replicó Messi, con rebeldía inédita- no entiende nada de fútbol." Lejos de enviarle un telegrama de despido, Barcelona, que precisa dinero para aliviar una deuda neta de 331 millones de euros y reconstruir el Camp Nou, avisó que está dispuesto a mejorar su contrato y mantener a Messi como el jugador mejor pago del mundo. En Real Madrid, en cambio, el marketing le gana al fútbol. El periodista Diego Torres cuenta en su último muy buen libro sobre José Mourinho ( Prepárense a perder ) que un momento clave fue cuando el poderoso presidente Florentino Pérez despidió primero al DT Manuel Pellegrini y luego al director deportivo Jorge Valdano y dejó el poder en manos del vicepresidente José Ángel Sánchez, ex director de Marketing. "El fútbol -interpretaron Pérez y Sánchez, según Torres- es un negocio demasiado importante como para dejarlo en manos de los futboleros." La dupla imaginó entonces a Real Madrid como a Disney. Y a Zinedine Zidane como al Rey León. "Seguimos liderando la lista de los clubes con más ingresos en el mundo", se jactó hace unos meses Pérez, más preocupado en el ranking de Forbes que en la tabla del campeonato y en The Wall Street Journal que en la UEFA. En diez temporadas como presidente lleva gastados unos 1000 millones de euros en fichajes. Pero ganó apenas 5 títulos importantes sobre 29 posibles, sólo dos en su segunda gestión. Siguió comprando Ferraris, Mercedes y Maseratis. Y antes que Vicente del Bosque, a quien despidió durante su primera gestión, pese a que le dio seis títulos en menos de tres años, Pérez y Sánchez eligieron a un DT marketinero y ganador. Pero Mourinho, el elegido, no fue Harry Potter. Porque el fútbol, se sabe, es un negocio algo más complejo que Hollywood.

La Comisión Europea nos dice ahora que la promocionada gestión salvadora del poderoso empresario Florentino Pérez recibió una mano generosa del ayuntamiento madrileño. En una compleja permuta, le vendió un terreno de uso público por medio millón de euros, y 13 años más tarde, y pese a que Real Madrid debía dinero y había incumplido los términos del acuerdo, se lo recompró por 22,7 millones de euros. Para la Comisión Europea, fue una ayuda pública ilegal que vulnera el Tratado de la Comunidad Europea. La Comisión, además, investigará a Real Madrid y Barcelona, y también al Athletic Bilbao y Osasuna, porque al ser los únicos cuatro clubes exceptuados de la ley que en 1990 obligó al resto a convertirse en sociedades anónimas deportivas (SAD), gozan de menor obligación fiscal, una cifra que no es grosera, pero que también es otra forma de competencia desleal. Los cuatro clubes alegaron en su momento cuentas saneadas y así pudieron mantener su estatus de sociedades en manos de los socios, sin fines de lucro. Eso sí: recibieron apoyos públicos a través de terrenos cedidos o recalificados, avales bancarios y contratos de TV autonómica. En rigor, son acuerdos que existen hasta en el mundo supercapitalista del football americano, cuyos patrones también exigen dineros públicos para construir sus estadios y amenazan con mudarse de estado si sus franquicias no reciben luego ventajas fiscales.

El fútbol como asunto de interés público. O como cuestión de Estado, como lo confirmó José Manuel García Margallo, ministro de Exteriores de España: su gobierno -avisó- "va a dar batalla hasta el final" contra la Comisión Europea porque los clubes españoles, añadió, "forman parte de la marca España" (sic). Más profundo, el diario El País afirmó que la Comisión Europea "acaba de dar el golpe más fuerte que se recuerde a un modelo de fútbol basado en la colaboración, cuanto menos sospechosa, entre equipos y administraciones públicas". La Liga de las Estrellas, que tiene una deuda global de unos 3300 millones de euros, reaccionó indignada: "Envidia por nuestros éxitos", dijo su presidente, Javier Tebas. "Una campaña contra el fútbol español", afirmó Florentino Pérez. Sus opositores creen, sin embargo, que el escenario ayudará a Pérez a convertir a Real Madrid en una SAD, para adueñarse del club y dejar de depender del voto de los socios. Endeudó a Real Madrid en más de 500 millones y quiere invertir otros 400 para remodelar el estadio Bernabéu. ¿Querría acaso lo mismo el Barcelona para incorporar los dineros de un socio accionista y poder remodelar el Camp Nou? ¿Por qué no hacerlo si hasta el histórico Inter italiano quedó ahora en manos de un magnate indonesio? ¿Saltarían indignados los socios si el club de su vida se sumara a la moda y fuera vendido a un magnate ruso, norteamericano o asiático?

La Comisión Europea, en rigor, no obliga ahora a Real Madrid y a Barcelona a convertirse en SAD, pero sí exige que reciban el mismo tratamiento fiscal que el resto de los competidores. La acusación contra la Liga de las Estrellas, si bien nadie lo dice, habría partido desde Alemania, quizá desde Bayern Munich, hoy dominador en Europa, pero que antes denunciaba competencia desleal de clubes españoles en las copas de la UEFA. Mientras nosotros sólo podemos fichar estrellas si tenemos las cuentas saneadas, decía el club bávaro, líder hegemónico en la ordenada Bundesliga, en España esquivan impuestos, reciben dineros públicos y, además, la TV les da casi la mitad de la torta a sólo dos clubes, Barcelona y Real Madrid. En España, como en casi todas las principales ligas europeas, los clubes ganan más dinero, pero sus deudas crecen. Los clubes chicos con menos cartel y menos apoyo público tienen que arreglarse como puedan. Al Valencia en crisis aterrizó ahora Jorge Mendes, superpoderoso agente portugués de Cristiano Ronaldo. Ya ubicó a su compatriota Luis Dowens como director de Marketing. Ahora ofrece el salvavidas de su socio en Singapur. Oviedo se abrazó a los dineros del magnate mexicano Carlos Slim. Otros sufren por el jeque que huyó (Málaga) y hasta por un jeque que resultó trucho (Getafe). Lo que sea con tal de que la pelota siga rodando. Renovar a cada año la ilusión no tiene precio.

 

 

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