Familiares de Cabezas, la Asociación de Reporteros Gráficos (ARGRA) y una agrupación cultural realizarán este sábado actividades en Pinamar para homenajear al fotógrafo asesinado.
En la madrugada del 25 de enero de 1997, en Pinamar, José Luis Cabezas participaba de la fiesta de cumpleaños del empresario postal Oscar Andreani. Era uno de los eventos que convocaban a casi toda la prensa que cubría la temporada veraniega en esa ciudad balnearia, tarea que realizaba el reportero gráfico junto a su compañero y amigo Gabriel Michi, enviados especiales de la revista Noticias. Cabezas había logrado fotografiar a Alfredo Yabrán, poderoso empresario postal, y sacarlo del anonimato. Tiempo atrás, había realizado la cobertura gráfica para el reportaje "Maldita policía", en la que los periodistas revelaban los nexos mafiosos de la policía bajo la gobernación de Eduardo Duhalde.
Familiares de Cabezas, la Asociación de Reporteros Gráficos (ARGRA) y una agrupación cultural realizarán este sábado actividades en Pinamar para homenajear al fotógrafo asesinado, donde inaugurarán en la cava donde fue hallado su cadáver un mural en hierro y realizarán un acto en la entrada de la ciudad balnearia.
A su vez, el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) se solidarizó con los reclamos de la familia Cabezas y reclamó que vuelvan a prisión los condenados que incumplieron el arresto domiciliario.
FOPEA remarcó que "el crimen de Cabezas fue el peor atentado a la libertad de prensa en Argentina desde el retorno de la democracia en 1983".
La familia de José Luis Cabezas, el fotógrafo asesinado en Pinamar tras retratar al empresario Alfredo Yabrán, expresó hoy su "bronca" por la "impunidad" que permitió a los atacantes del reportero seguir en libertad y cuestionó la lentitud de la justicia.
Gladys Cabezas, hermano del fotógrafo de editorial Perfil, remarcó que con su familia "hicimos lo imposible para que esta gente, estos asesinos estén detenidos pero están al lado nuestro".
"Solo dos, (los ex comisarios Aníbal) Luna y (Sergio) Cammaratta son los únicos que están detenidos. Algunos incluso están veraneando en Mar del Plata como (José Luis) Auge", destacó.
La mujer señaló que "más allá de si han cumplido más o menos la condena en primera instancia, con esto (de otorgarle a algunos prisión domiciliaria) tienen una libertad primera".
"Siento bronca. Como familia lo único que nos queda es señalar a esta gente y recordar que son unos asesinos", añadió en diálogo con el canal de noticias C5N.
Cabezas lamentó que "la causa penalmente ya se cerró y no hay ninguna apelación más". "Lo que puede hacer la justicia es que esta gente cumpla esta prisión domiciliaria", añadió.
En ese marco, instó a "terminar un poco con esta impunidad y con esta justicia tan lenta".
De la Fiesta de Andreani a Yabrán
Dijeron quienes lo vieron en la fiesta que José Luis estuvo allí hasta las 5:10 y después se retiró para descansar. Al llegar a su casa en Pinamar, unos matones (luego se los conocería como 'la banda de Los Hornos') lo tomaron del cuello, lo golpearon y lo obligaron a subir al mismo auto que la revista había alquilado para que los trabajadores se movieran durante sus coberturas. Lo llevaron hasta un descampado de la localidad deGeneral Madariaga, cerca de una laguna. Allí lo esposaron, lo obligaron a arrodillarse y bajar la cabeza. El policía Gustavo Prellezo se encargó de darle los dos disparos en la cabeza que acabaron con su vida. No contento con eso, le pidió a Horacio Braga no dejar rastros y que rociara el cuerpo de Cabezas y el auto con nafta. Las agujas del reloj del fotógrafo se habían parado en las 5:25. A las 7:30, el cuerpo del reportero gráfico había sido encontrado calcinado por un capataz de una estancia vecina.
Su compañero de tareas y de viaje había notado que José Luis no había llegado a su casa. La obvia preocupación hizo que lo buscara de manera desesperada. Luego se enteró de que se había encontrado un cuerpo calcinado dentro de un auto en una cava a 15 kilómetros del centro de Pinamar.
"El 16 de enero de 1996, José Luis Cabezas lograba la foto más buscada por todo el periodismo: la del empresario Alfredo Yabrán, anunciado por entonces ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, de ser el jefe de una mafia enquistada en el poder. A esa semejante influencia nadie le conocía el rostro hasta que llegó la famosa foto", relató Gabriel Michi en un informe al cumplirse los 15 años del crimen de su compañero.
El empresario era reacio a dar entrevistas y las pocas veces que aceptó una pedía que "no vayan fotógrafos". Hasta dicen que llegó a declarar que una foto de su cara sería como pegarle un tiro en la frente.
El nombre de Yabrán pronto quedó relacionado con el crimen de Cabezas porque sus hombres de confianza –entre ellos, el jefe de su custodia, Gregorio Ríos, y el policía Gustavo Prellezo (seducido por el poder el empresario)– estaban implicados en esa muerte y el uniformado integraba la banda conocida como "Los Horneros", confesos autores materiales del crimen.
El crimen de José Luis Cabezas es sinónimo de atentado a la libertad de prensa e información en la Argentina. Las características mafiosas del crimen quisieron advertir a quienes hacen periodismo que esa libertad de información y expresión tiene límites marcados por el poder.
En 1993, el crimen del periodista Mario Bonino había puesto en jaque a la prensa argentina (su cuerpo apareció flotando en el Riachuelo el 15 de noviembre de ese año) y sobre las tablas quedaron los lápices que desde la dictadura querían escribir una nueva historia en la prensa.
Desde 1998, cada 25 de enero la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina encabeza actos y manifestaciones en reclamos de justicia por la memoria del reportero gráfico asesinado solamente por cumplir con su trabajo.