El Ejecutivo apostó a la seducción de los maestros que menos cobran con una suma fija que impacta más en ese sector, además de una suba del 20% en tres partes. El SUTE repudió la estrategia oficial.
Como se preveía, la reunión de este jueves de paritaria de los docentes mendocinos con el gobierno de Francisco Pérez no produjo avances en la conflictiva negociación salarial de la educación. Como consecuencia, el SUTE anticipó una profundización del plan de lucha que inició el miércoles con un paro contundente y una multitudinaria movilización.
Este viernes, definirá en un plenario si convoca a una marcha de protesta en el Carrusel de la Vendimia, como harán otros gremios en conflicto con el gobierno por la cuestión salarial.
El gobierno apostó a la seducción de los maestros que menos cobran ofertando un adicional no remunerativo de 500 pesos además de una suba del 20% a completar en tres tramos.
Los paritarios del SUTE rechazaron esa oferta sin someterla a las bases, a las que convocará para definir la continuidad del plan de lucha activado en el inicio del ciclo lectivo luego de ser aprobado en todas las instancias institucionales de discusión interna que rigen en el gremio. Los dirigentes sindicales reafirmaron que no van a aceptar ningún acuerdo que implique sumas fijas no remunerativas, que son montos en negro sin cargas previsionales que no impactan en los salarios de los docentes jubilados.
La oferta oficial contempló subas de 10%, desde marzo, 5% desde julio y el mismo porcentaje desde octubre en el básico. Y un adicional en negro de 250 pesos desde marzo que se elevaría a 500 pesos en una segunda etapa. El gremio consideró que es inaceptable ese ofrecimiento, el tercero que ensayó el gobierno desde que se abrió la paritaria.
La propuesta no sirvió para sanjar el conflicto, ni siquiera provocó acercamientos entre las partes, pero significó el blanqueo de la estrategia que rige los movimientos del gobierno: elevar el salario mínimo por encima del que perciben los docentes con más antigüedad y zona en términos porcentuales. "Dadas las posibilidades financieras de la provincia, lo que tenemos que hacer es crear un incremento mayor en los salarios más bajos y de menor incidencia en los más altos", fundamentó Andrés Cazabán, negociador oficial en la paritaria. "Inaceptable", para el gremio.
A esta altura de la negociación, las pretensiones de los representantes de los educadores están tan lejos de los planteos del Ejecutivo como en el inicio de la discusión. El gremio no ha planteado formalmente su exigencia de mínima, pero Mateluna advirtió antes del inicio de la paritaria que no aceptarían discutir ninguna oferta que no lleve el mínimo docente de los $3.500 actuales a $5.000. Eso sin la incorporación de sumas en negro, es decir, que implicaría un aumento superior al 40% para todos los educadores.
"Hace 10 años que no tenemos sumas en negro y no las vamos a tener. No vamos a desfinanciar las obras sociales ni al sector de los jubilados. Este Gobierno se parece más a una dictadura de los años 90", argumentó Adrián Mateluna, secretario general del SUTE, citado por el diario El Sol, al término de la reunión de este jueves, que se retrasó dos horas en el inicio por demoras de los representantes del Gobierno.