El mandatario recibió un inocultable rechazo de parte del público cuando la reina Candela Berbel lo mencionó para agradecerle su disposición en el año de reinado.
El karma de Celso Jaque volvió del pasado para atragantar al gobernador Francisco Pérez en su penúltima Fiesta de la Vendimia al mando de la provincia: el Frank Romero Day le dedicó una inocultable rechifla que se filtró en los micrófonos de la transmisión de la televisión oficial de la provincia.
Fue la frutilla de un postre pesado para la digestión del mandatario, quien después del mediodía había gambeteado el evento vendimial que tradicionalmente organizan los empresarios del vino más poderosos de la provincia, nucleados en Bodegas de Argentina. Pérez culpó a los gremios y viñateros que protestaron frente a la bodega Los Toneles, de Guaymallén, donde se hizo el denominado Agasajo de las Reinas por su ausencia.
En el medio se habían peleado funcionarios del Gabinete del mandatario entre pases de facturas cruzados por la seguridad del exterior del evento. Muchos integrantes del gobierno, dispuestos a almorzar y pasear por micrófonos y cámaras, ingresaron al evento entre insultos y reclamos enfervorizados.
Pérez había previsto un acto muleto, en el INTA de Luján, por si era necesario evitar el agasajo vendimial de Bodegas de Argentina, en el que tampoco había puro amor para el gobernador, sino más bien un cúmulo de reclamos que se le iban a plantear en términos políticamente correctos.
En el final de un día difícil, el público del Acto Central, o una parte de la concurrencia tan amplia como para hacerse notar, rechifló con todas las ganas cuando la reina saliente Candela Berbel lo nombró para saludarlo desde el escenario en su despedida de los atributos vendimiales. Fue la primera vez que a Pérez le tocó pasar por una experiencia similar a la que su antecesor, Celso Jaque, se acostumbró luego de ser silbado fuerte en las primera tres fiestas bajo su mandato.
