El escritor, abogado y crítico gastronómico falleció a los 88 años de un paro cardiorrespiratorio en su casa. Brascó estaba en contra del "macaneo" mundial sobre los paladares del vino.
El escritor, abogado y crítico gastronómico Miguel Brascó falleció a los 88 años de un paro cardiorrespiratorio en su casa.
El sommelier Fabricio Portelli lo recordó hoy en las redes sociales y en el canal TN: "Brascó es el ejemplo del bon vivant. Vivía almorzando y cenando afuera y cuando estaba en su casa cocinaba".
"Siempre que descorchaban un vino pensaba cuál era la intención del vino. Preguntaba por qué se cobraba a tal precio. Era un defensor de la gente, decía que cada uno era un experto", añadió.
Brascó, quien integró el club Epicuro junto al cocinero Gato Dumas y el bodeguero José Federico López, se graduó de abogado en Santa Fe y trabajó como publicista en Perú.
Brascó reconocía que escribía como hablaba y logró "una mezcla curiosa de lenguaje muy popular, mezclado con lenguaje muy culto. Ese mix es lo que da esa cosa rara que tiene mi estilo".
"A los bebedores del buen vino argentino, les recomiendo que se dejen guiar sólo por lo que les va gustando, no por el blablá de los bobetas de la fashion sobre lo que debería gustarles", decía.
"El consumidor local pertenece a la cultura mediterránea y considera el vino como un consumo gourmet cotidiano y no un símbolo de estatus o tema soph de conversación piripipí", insistía.
El escritor, padre de tres hijos, comenzó en la crítica literaria en la década del `60 cuando se hizo cargo de la sección buen vivir en la revista Claudia, Brascó estaba en contra del "macaneo" mundial sobre los paladres del vino y decía que "la madera efectivamente existe como sabor, un sabor achocolatado o avainillado. Los tonos cítricos también los podés ubicar".
"Pero cuado te dicen que un vino blanco tiene aromas a flores blancas, es un invento total. Aromas a cuero de montura sudada, qué sé yoà íMacanas!", añadía en la entrevista.
Fuente: La Nación/winemdq.blogspot.com.ar
