Una serie de notas en medios estadounidenses con repercusión local antecedió a una injerencia del embajador de Obama en la política chilena. Contundente rechazo del ala izquierda del oficialismo.
La mandataria chilena Michelle Bachelet comenzó a padecer presiones del gobierno de Estados Unidos contra la principal política que se generó por exigencia popular en su campaña electoral para acceder por segunda vez a la conducción de La Moneda. En la operación para impedir que una reingeniería impositiva que le de al Estado los recursos para asumir el control de la Educación y otras asignaturas públicas que fueron convertidas en negocio en el país trasandino se involucró en la última semana el embajador de Barack Obama en Santiago, Michael Hammer.
El periodista especializado en temas internacionales, Pedro Brieger, alertó sobre una avanzada de la administración de la Casa Blanca sobre la marcha del gobierno de Bachelet en el inicio de la segunda gestión discontinuada de la dirigente socialista que lidera la Nueva Mayoría.
"La nueva administración de Bachelet está considerando cambios en distintas índoles" y que "para seguir contribuyendo a la economía y brindando a la sociedad, lo que necesita la empresa estadounidense, y de hecho es igual a todas las empresas, es estabilidad política y económicas, y reglas claras", sostuvo el representante diplomático en un encuentro con parte del establishmen empresarial chileno, que se se opone a la reforma tributaria de Bachelet.
En una incursión directa sobre el manejo del Estado en el que trabaja de embajador, Hammer advirtió: "Cuando hay cambios es importante consultar a todos los stakeholders (partes interesadas), y a su vez tomar decisiones en un tiempo razonable, para que las empresas puedan clarificar y adaptarse adecuadamente".
La advertencia del diplomático es la primera de ese tenor desde que asumió, en marzo, la presidenta Bachelet, quien se acostumbró a un buen trato de la Casa Blanca en la primera gestión que tuvo al frente del Gobierno de Chile. Brieger contó que la secuencia comenzó con descalificaciones mediáticas en Estados Unidos al plan de la presidenta chilena.
La iniciativa para reformar la matriz del sistema impositivo chileno fue una de las promesas principales de la campaña de Bachelet acompañada de la abolición del lucro en el sistema educativo. La iniciativa fue rechazada por la derecha chilena, derrotada ampliamente en las urnas al finalizar la administración de Sebastián Piñera, la primera de ese sector político desde la caída del dictador Augusto Pinochet. Pero la reforma impositiva también genera rechazos en la interna de los partidos que componen la coalición que llevó a Bachelet por segunda vez a La Moneda, principalmente en la Democracia Cristiana.
Las reformas de los sistemas impositivo y educativo fueron las banderas exigidas por los sectores de izquierda que se sumaron al proyecto de Bachelet con Nueva Mayoría, principalmente del Partido Comunista que llevó al Parlamento a la emblemática líder estudiantil Camila Vallejos.
"Las palabras del embajador Hammer sobre la necesidad de reglas claras y estabilidad ofenden a la democracia chilena. No es la embajada de Estados Unidos la que legisla y gobierna en Chile. Para eso está el Congreso y La Moneda, quienes deben rendir cuentas del contundente mandato que entregó la ciudadanía a través de las urnas y las calles", replicó el diputado comunista Daniel Núñez contra las "observaciones" del embajador de Obama.
La respuesta pone en evidencia que el oficialismo chileno sintió la presión de las aseveraciones del diplomático a los principales opositores a la política impositiva del nuevo gobierno.
"El señor Hammer cree que aún está tratando con repúblicas bananeras. Hay que recordarle que América Latina está dejando de ser el patio trasero de Estados Unidos. Somos estados soberanos que estamos viviendo procesos de mayor integración, cooperación, y que no requerimos del país del norte para resolver asuntos internos de nuestras naciones, como quedó reflejado recientemente con la gestión de la Unasur en la crisis que vivía Venezuela", recalcó Núñez.
La respuesta diplomática de Bachelet
"Chile es un país conocido y respetado porque siempre hemos tenido una estabilidad importante política e institucional. También somos un país conocido por nuestra seriedad, nuestras reglas claras y por lo tanto quiero decir que nada de eso va a cambiar", dijo la mandataria trasandina en referencia a la postura planteada por el embajador de Obama.
La Presidenta insistió en que "puede haber tranquilidad en todos los sectores que Chile tiene frente a esto una única posición. Ahora obviamente que un tema como la reforma tributaria es un tema donde hay distintas personas que tienen distintas opiniones, y hay distintos intereses involucrados".