En contra de los aprietes que sufren los artistas callejeros en las esquinas de la Ciudad de Mendoza, este viernes teatralizarán el "velorio de la cultura" cuyo sepulturero principal, consideran los organizadores, es el intendente de Capital, el radical Víctor Fayad, a quien acusan estos artistas de perseguirlos constantemente con inspectores que no los dejan trabajar, y por eso llevarán la protesta a la explanada del municipio.
"Este viernes, contra la represión a los trabajadores del arte, porque la vía pública es pública, o sea, de todos, porque la música es arte, porque no hay ordenanza legítima si es sancionada en dictadura, porque la democracia exige cambios y porque para profundizarla hay que participar... por todo eso y porque los Biciswing son compañeros, amigos, hermanos, este viernes todos a la municipalidad de capital a exigir que se derogue la 10592/79 que prohíbe la emisión de sonido en la vía pública. LA CALLE ES NUESTRA!", reza la consigna que se multiplica en las redes sociales y que responde a la frustración de la banda Biciswing por no poder actuar en espacios al aire libre.
Biciswing es una banda que interpreta una serie de melodías tradicionales de western jazz, swing manouche y temas propios con sabor balcanico klesmer. Además de tocar todos los sábados en Peatonal Sarmiento y varios otros días de la semana en plazas, calles y paseos públicos de la provincia; los Biciswing han tocado en varios eventos difundiendomelodías tradicionales de grandes artistas como Louis Armstrong y Django Reinhardt.
Sin embargo, desde hace un tiempo aseguran que sufren un hostigamiento por parte de inspectores municipales. El 10 de mayo, denunciaron que "sucedió lo que de alguna manera se esperaba, dos de los integrantes de biciswing fueron reprimidos por inspectores de la capital y por policías. Quisieron decomisarles los instrumentos, pudieron zafar gracias a la gente, como siempre, la gente actuó y defendió el derecho a laburar".
Después de ese episodio, artistas que, como ellos, trabajan en las calles con sus instrumentos o rutinas, organizaron una marcha en repudio de lo ocurrido, a la cual no le faltará histrionismo con el mencionado "entierro del arte", al cual pidieron asistir de negro.
La ordenanza municipal que piden derogar, la 10592/79, fue sancionada durante la última dictadura cívico-militar y dice en su artículo 49º: “Queda prohibido en todo el ámbito terrestre o aéreo de la Comuna la emisión de sonidos por medio de parlantes u otros elementos similares, ya sea con fines publicitarios o emisiones musicales. La infracción será penada con multa, de acuerdo a lo establecido en el artículo 55º del Código Tributario, siendo responsable aquel que la Comuna determine en cada caso, ya sea anunciante, ejecutor y/o propietario del medio utilizado. En todos los casos y siempre que sea posible, se procederá al secuestro de los elementos utilizados para ese fin, los que serán devueltos al propietario una vez que haya sido abonada la multa correspondiente”.
Con esa ordenanza bajo el brazo, que sin embargo no regula la sonora penetración de alarmas que a diario saltan y suenan por horas sin control de dueños del objeto custodiado ni de policías, los inspectores sacan de la calle a estos ciudadanos que viven, justamente, de la calle y la generosidad de los transeúntes que valoran su arte.
