El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió la decisión de un gran jurado de no imputar a un policía blanco por haber disparado y causado la muerte a un joven negro desarmado en la pequeña ciudad de Ferguson, Missouri. Darren Wilson había asesinado a tiros en agosto al joven adolescente afroamericano, Michael Brown, en la ciudad de Ferguson, en el estado de Missouri. El caso había desatado connotaciones raciales en todo el país.
"Somos una Nación que se basa en el principio del estado constitucional. Y fue tarea del jurado decidir sobre ese caso", avaló el presidente una decisión que no fue aceptada por una multitud afroestadounidense que es víctima a diario de la violencia asesina del Estado en su contra.
Al mismo tiempo, Obama llamó a no reaccionar con protestas violentas. "No hay ninguna disculpa para la violencia", dijo e instó a la policía a acompañar las protestas pacíficas con precaución y contención. El presidente añadió que toda la situación es además un ejemplo de los desafíos a los que se enfrenta Estados Unidos. "Aún existe
profunda desconfianza entre los negros y la policía", sostuvo. "Sigue habiendo problemas y las comunidades negras no se están inventando eso", admitió.