OPINIÓN

Para reclamar un privilegio impositivo, los gremios del transporte amenazan con dejar sin movilidad a trabajadores más pobres

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Los gremios del transporte del país convocaron a un paro el 31 de marzo. Foto: Eugenio Gorkin / Explícito
Los gremios del transporte del país convocaron a un paro el 31 de marzo. Foto: Eugenio Gorkin / Explícito

 

Por Orlando Ragusa
Especial para EXPLÍCITO

Los gremios que nuclean a la mayoría de los conductores de vehículos del transporte público de pasajeros, aeronaves comerciales de cabotaje, pilotos de puerto y servicios anexos, anunciaron un paro general de actividades para el 31 de marzo. Repiten así la pasada medida de fuerza que dejó sin medios de movilidad a millones de trabajadores, alumnos, profesores, servidores públicos que utilizan esos medios de forma cotidiana y no poseen recursos para viajar de otro modo. Porque la medida anunciada no apunta a mejorar condiciones de trabajo o salarios. Buscan no pagar impuestos a las ganancias. Es decir, que los protagonistas de la huelga son los trabajadores mejor pagos de Argentina. Piden que el Gobierno dicte una medida de excepción para subir la base del mencionado gravamen y quedar fuera del grupo de los que pagan esa carga fiscal.

Hablemos de los más conocidos, los choferes de ómnibus que circulan por las calles de nuestras ciudades. Adhieren a la huelga porque sus sueldos sobrepasan los $15.000 mensuales. Nos parece fantástico que sus dirigentes gremiales en sucesivas paritarias lograran esa mejora sustancial en los haberes de los asociados. Sobre todo porque esos muchachos son trabajadores no calificados. Solamente se necesita un registro profesional de conducción y tener un estado de salud bueno. El comportamiento del “piloto” del colectivo, responsable por la seguridad de todos sus pasajeros, es en términos generales, deplorable. No respetan los horarios, viajan a exceso de velocidad, salvo el pago del pasaje ( que ahora es electrónico) no se ocupan de hacer cumplir las demás normas  vigentes para ese servicio. Si los asientos reservados para personas con movilidad restringida están ocupados por adolescentes que juegan con sus celulares o por alguna muchacha que fue de compras, y sube a la unidad una señora con un bebé en brazos, serán los pasajeros de buena voluntad los que logren desocupar un lugar para la nueva compañera de viaje. El chofer, bien gracias. También es frecuente observar que en buena parte del recorrido, el piloto mantiene una animada charla con un amigo o conocido que se arrima al puesto de conducción contraviniendo varias normas de tránsito vigentes. Las lista de violaciones a las normas de tránsito es larguísima y cualquier usuario frecuente puede agregar algún detalle a esta breve crónica de los viajes de aventura por las ciudades.

Vamos a los bifes. Cuánto ganan  estos trabajadores comparado con otros trabajadores de buenos ingresos. Los choferes de micros tienen sueldos de base más altos que los profesores titulares de cátedra con dedicación exclusiva de las universidades nacionales. Para ocupar un cargo como el mencionado, el candidato debe tener una larga carrera docente universitaria, títulos de grado universitarios, un historial académico impecable y opone sus cualidades a varios postulantes en condiciones similares. No es fácil llegar a ese cargo. Y ganan menos que un chofer de micro. Los médicos que trabajan en el sistema público de salud, uno de los más abarcativos del mundo y que llega gratis a toda la población, tienen sueldos menores que los inefables choferes. Todos sabemos lo que cuesta en términos de trabajo y dedicación personal, la carrera de medicina. En otro rubro, también estatal, los enojados huelguistas que segregan despectivamente a sus compañeros más pobres que se quedarán sin servicios, es el de las Fuerzas Armadas. Buenos muchachos , ustedes ganan más que un general o sus equivalente, brigadieres y almirantes.

Poco queda por agregar. Los ciudadanos de a pie, nunca tan bien empleada esta expresión, deberíamos presentar a través de nuestros mandatarios legislativos, que tienen un mandato popular, una medida cautelar ante la Justicia para evitar esa medida que vulnera principios constitucionales como el de libre circulación. Si los huelguistas persisten con la medida, la Justicia debería actuar de oficio contra quienes perturban el orden público al generar situaciones irritativas y desencadenar posibles sanciones contra trabajadores que faltan o llegan con tardanzas notables a sus obligaciones.

Quizás es pedir peras al olmo. Sabemos que la Justicia atiende con rapidez del rayo a ricos y famosos y arroja al olvido a los pobres y desconocidos. Aunque ambos grupos están compuestos por ciudadanos de plenos derechos. Hemos recuperado varios derechos. Vayamos en orden y en paz, por todos nuestros derechos ciudadanos. De esa manera se consolida la democracia real y no la declamativa de las corporaciones, que incluye a las gremiales.

 

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