El psicólogo e investigador en Historia Marcelo Valko presentó en Bariloche la campaña “Desmonumentar a Roca”, un abordaje realizado con Osvaldo Bayer, con profusión documental sobre la crueldad genocida, discriminatoria y represiva del ex presidente y otras figuras controvertidas con rango de próceres, que propone una revisión general de la estatutaria argentina.
Valko hizo la presentación en el marco del Espacio de Capacitación y Gestión Popular, organizado por la Presidencia del Concejo Municipal y del 75º aniversario del Centro Cívico de Bariloche, en cuya plaza “Expedicionarios al Desierto” está la segunda mayor estatua a Julio A. Roca del país, luego de la montada en la Capital Federal.
Desde hace años la estatua barilochense -que no estaba contemplada en el diseño original del arquitecto Ernesto de Estrada ni en la construcción inaugurada el 17 de marzo de 1940-, es foco de múltiples intervenciones de repudio, en mayor medida vinculadas a la campaña militar contra los pueblos originarios de la Patagonia.
Entre esas protestas, el 12 de octubre de 2012 integrantes de la Cooperativa 1º de Mayo intentaron derribarla con sogas y casi lo logran, acción que fue evitada por la policía, en resguardo de la condición de la estatua de Monumento Histórico Nacional.
“Roca tiene más monumentos, calles y plazas, que San Martín y Belgrano juntos”, expresó Valko en Bariloche, luego de mostrar una proyección con cientos de imágenes del siglo XIX, recortes periodísticos de la época y documentos públicos del Estado Nacional, el Episcopado y otros organismos, que plasman la crueldad, racismo, esclavitud y sanguinarias persecusiones aludidas.
Se trata de una compilación histórica en la que basó sus libros Desmonumentar a Roca (Editorial Sudestada) y Pedagogía de la Desmemoria (Ediciones Madres de Plaza de Mayo), un trabajo que se sumó a investigaciones anteriores del escritor Osvaldo Bayer.
“El problema va mucho más allá de Roca y es profundo. Tiene que ver con toda nuestra estatutaria argentina y también americana. Hay que ver que en nombres de calles y plazas, y monumentos, hay un mensaje peligroso, represivo y violento que nos impone una versión de la historia que viene de la oligarquía de esa época, contrapuesta a la Revolución de Mayo, que pregonaba lo contrario”, expresó Valko.
Entre las numerosas imágenes antiguas, Valko mostró un mural actual en bajorrelieve hecho en un pueblo de Chaco que muestra cabezas cortadas de indígenas, un aborigen sumiso a los pies de un misionero jesuita y referencias a la campaña militar, una obra que generó una fuerte polémica pero fue zanjada en la Legislatura provincial porque “en arte todo es opinable”, según sostuvo entonces el titular del Parlamento provincial.
“Esto sucede ahora, no es cuestión de hace 150 años, y en pleno sistema democrático”, afirmó el investigador, señalando también una estatua de Veracruz, Méjico, en donde un conquistador tiene sus pies apoyados sobre cabezas de indígenas que gritan.
“¿Qué nos pasa que no vemos estas cosas? ¿Imaginan este tipo de estatuas del fürher o de jerarcas nazis, con judíos formando parte de los monumentos? ¿Serían permitidas?”, se preguntó.
La sucesión documental de Valko y Bayer es contundente. La presentación de Bariloche comenzó con la Zanja Nacional o de Alsina (del ministro de Guerra Valentín Alsina, durante la Presidencia de Nicolás Avellaneda), proyectada de 843 kilómetros entre Bahía Blanca y Córdoba pero ejecutada apenas en 100 kilómetros, para dividir el territorio de la “civilización de la barbarie indígena”.
“Alsina fue el primer genocida y mató más indígenas que Roca. Le dejó el trabajo servido. Después Roca, el más marketinero de todos, que contaba con Estanislao Zeballos como publicista, ambos muy inteligentes, hicieron suya toda la obra. Cuando ambos marcharon al sur en 1879 no vieron ni un solo indígena”, relató Valko.
Luego mostró documentos y publicaciones periodísticas críticas que mostraban el traslado masivo de prisioneros en barco, en condiciones infrahumanas, su reclusión en la isla Martín García donde morían por enfermedades rápidamente y recibían bautismos sumarios, y caricaturas que pintaban a Roca como un vampiro o un déspota, no sólo ante los pueblos originarios sino ante sus propios soldados y los trabajadores e inmigrantes en su segunda presidencia.
“Nos señalan por criticar desde ahora a ‘hombres de su época’, pero lo que hacemos es mostrar documentos. Y las principales críticas son de otros ‘hombres de su época’, que los señalaba como sanguinarios y esclavistas”, dijo.
Volko expresó su satisfacción por el resultado de la campaña, que incentivó a 24 ciudades a cambiar nombres de calles y avenidas. “Pero lo hicieron ellos, porque lo decidieron en forma democrática, no porque nosotros les dijéramos lo que tenían que hacer”, destacó.
Fuente: Télam