Continuaron esta semana las audiencias del IV Juicio por delitos de lesa humanidad en el primer piso de Tribunales Federales, en a que se juzga a funcionarios judiciales, policías y militares. En las testimoniales volvió a ponerse en foco el laberinto judicial en el que ingresaba las víctimas de terrorismo de estado y sus parientes en la faena de tratar de obtener respuestas sobre paraderos y presentaciones de hábeas corpus.
Entre lunes y martes declararon Ana María Moriñas (hemana de Luis Rodolfo Moriñas, desaparecido), Rosa Carlina Grando (pareja de Néstor López, asesinado) y dos expresos políticos, Jaime Antonio Valls y Roberto David Roitman, Fanny Lina Roitman, Julio César Rojas y Atilio Rosario Spinello.
Testimonios del lunes: Moriñas, Grando, Valls y Roitman
Ana María Moriñas prestó testimonio por el secuestro y desaparición de su hermano, Luis Rodolfo Moriñas. El 22 de noviembre de 1975, varias personas irrumpieron en el domicilio donde vivía Luis con sus padres y su hermano Ernesto. A Luis se lo llevaron y a los demás los encerraron en el baño. Provocaron desmanes en la casa y se llevaron libros y otras pertenencias.
Por su parte Rosa Carlina Grando relató el secuestro de Néstor López, en la calle Tiburcio Benegas, de Godoy Cruz. Él era gremialista, del sindicato gastronómico y solía desempeñarse como mozo. El 12 de diciembre de 1975 un grupo de personas con uniformes verdes, cerca de las 10 de la noche, se lo llevó de su domicilio. El 27 de diciembre de ese mismo año, por el diario, Rosa Carlina supo que habían encontrado a Néstor, asesinado en Papagayos, de 11 tiros. Al día siguiente lo enterraron. Nunca tuvo una citación judicial ni recibió ninguna información sobre qué fue lo que sucedió con su esposo.
Jaime Antonio Valls fue secuestrado el 4 de febrero de 1976 en Gutiérrez, junto a Raúl Lucero. Los dos militaban en el Partido Comunista Revolucionario y los detuvieron en momentos en que repartían panfletos con la leyenda “Fuerzas Armadas en la calle, señal de Golpe de Estado”.
En cuanto a las diligencias judiciales, el padre de Valls presentó un Habeas Corpus en la Justicia Federal un día después de la detención. El recurso fue rechazado por el exjuez Rolando Carrizo, con intervención del, por entonces, fiscal Otilio Romano. La pieza judicial hacía mención a un inexistente número de decreto que indicaba que tanto Valls, como Lucero, estaban a disposición del PEN. El decreto verdadero salió el 5 de marzo de 1976, o sea, un mes después del rechazo al Habeas Corpus dispuesto por Carrizo.
Roberto David Roitman, docente universitario y militante justicialista, fue apresado mientras tomaba un café en un bar céntrico, junto a dos amigos, los ingenieros Kristich y Iervolino. Llevados directamente al D2 estuvieron privados de la libertad entre 30 y 40 días, en los que fueron torturados. Fue en enero de 1977.
Estimó en el juicio que salvó su vida porque en el operativo en el que lo detuvieron, un policía que había ido a la escuela con un hermano suyo lo reconoció, y al otro día avisó a la familia. Por ello, con la colaboración del doctor Carlos Washington Lencinas, presentaron un Habeas Corpus al juez federal Guzzo, en su casa ya que era el mes de feria. No obstante, Roitman nunca fue notificado, citado, ni informado de nada por ninguna autoridad judicial.
Los testigos del martes: Roitman, Rojas y Spinello
Fanny Roitman declaró sobre la detención ilegal sufrida por su hermano Roberto Roitman. Relató al Tribunal las circunstancias en la que se produjo el hecho y ahondó sobre las denuncias y las acciones realizadas por la familia Roitman ante la Justicia Provincial para dar con su hermano.
En este sentido, la testigo refirió sobre dos ocasiones en la que se presentó ante el exjuez Gabriel Guzzo. En una de ellas, recordó al exmagistrado con una lista de nombres de personas detenidas a partir de lo cual supo que Roberto no tenía causa penal. Sobre este hecho, la testigo ofreció al Tribunal una carta redactada por el abogado Washington Lencinas dirigida al exjuez Guzzo para interceder por Roberto. Este pedido no tuvo respuesta.
Fanny prosiguió su relato sobre las denuncias realizadas en diferentes comisarías de la provincia. “En una ocasión no nos tomaron la denuncia porque no tenían birome”, recordó la testigo.
Seguidamente, Julio Rojas declaró sobre su detención ilegal sufrida en el mes de noviembre de 1975 junto a su hermano Joaquín. Para entonces, Julio tenía veinte años, era estudiante del segundo año de Medicina y militaba junto a su hermano en el Peronismo de Base.
El relato de Julio reconstruyó el violento allanamiento e interrogatorio realizado en su vivienda por civiles encapuchados. Tras esto, Julio fue trasladado a la Policía de Investigaciones, donde reconoció la presencia de varios compañeros de estudios, entre ellos Moriñas y Perdomo.
A los días se produjo un nuevo traslado a la comisaría 7ma de Godoy Cruz. Según relató el testigo, desde este centro clandestino de detención era llevado a un lugar que no logró identificar, donde sufrió vejaciones y simulacros de fusilamiento. “El procedimiento consistía en querer transformarte psicológicamente”, recordó y ahondó sobre un episodio ocurrido en la 7ma, donde Moriñas recibió una fuerte golpiza tras lo cual dejó de verlo.
Posteriormente Julio fue trasladado a la 8va Brigada de Montaña, donde fue interrogado en reiteradas ocasiones por una persona de acento porteño, encargada de las sesiones de tortura. Además recordó la presencia de un médico que constató sus heridas y la quebradura de dos de sus costillas. Luego de dos semanas, Rojas fue trasladado a la Penitenciaría Provincial. “Ahí empezó el régimen de veintidós horas de encierro por dos de recreo”, recordó Julio.
En el mes de diciembre fue trasladado al Juzgado Provincial junto a otras tres personas – entre ellas Walter Hoffman – donde le informaron que quedaba en libertad. Sobre este episodio, supo con posterioridad que la persona encargada de darle este aviso era el exjuez federal Luis Miret. De la misma manera declaró que los diferentes habeas corpus presentados por sus familiares fueron sistemáticamente rechazados.
Tras recuperar la libertad, Julio fue cesanteado en la facultad y debió rendir un examen de readmisión para continuar la carrera. “Recuerdo que una materia tuve que rendirla seis veces; la persona que me aplazaba pasaba listas negras en donde figuraba mi nombre”, recordó Julio, que recuperó la libertad en diciembre de 1977. Tres meses más tarde, corrió la misma suerte para Joaquín.
El último testimonio de la jornada fue brindado por Atilio Rosario Spinello, secuestrado el 25 de abril de 1978, tras un allanamiento en el que le sustrajeron todos sus bienes personales y herramientas de trabajo vinculados a la fotografía profesional.
“Estuve en un sótano, amordazado a una cama donde fui torturado con picana eléctrica”, declaró Atilio al detallar la violencia padecida en cada sesión de tortura. El testigo no logró precisar el lugar donde se produjo su cautiverio, y denunció que su secuestro fue realizado por personal del ejército en colaboración con la policía de Mendoza.
Sobre su detención, el testigo desconoció los motivos que la motivaron, sobre esto expresó: “era una persona peligrosa porque usaba barba, me gustaba ayudar a las personas y pensaba diferente”.
Con respecto a las gestiones realizadas por sus familiares, Atilio afirmó que la denuncia de hecho se realizó en diferentes comisarías provinciales. Tras nueve días de cautiverio recuperó su libertad; permaneció con custodia policial y recibió numerosas amenazas por lo cual decidió salir del país; vivió 20 años en un monasterio en la India, y regresó hace unos meses a la provincia. Cerró su testimonio afirmando que nunca recuperó sus pertenencias y consideró el aparato represivo de la época en donde “los jueces fueron cómplices de la omnipotencia que se adjudicaron los militares”.
A pedido del presidente del Tribunal, Alejandro Piña, la etapa testimonial continuará el próximo lunes 18 y martes 19 de mayo a las 9.30 en el primer piso de Tribunales Federales.
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social/juiciosmendoza.blogspot.com.ar