El partido conservador del primer ministro Boris Johnson arrasó en las elecciones generales del Reino Unido. Obtuvo mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes. Se amplió el porcentaje que apoya la salida de la Unión Europea.
Las elecciones británicas giraron en torno a la postura de los candidatos frente al Brexit. Johnson era el garante de la salida inmediata de la Unión Europea. Mientras que el laborista Jeremy Corbyn proponía un nuevo plebiscito para dirimir entre una salida negociada del bloque o la continuidad en el mismo.
"Ejecutar el Brexit es ahora un mandato irrefutable e innegable de los británicos. Estos resultados acaban con las miserables amenazas de un segundo referendo", sacó pecho Johnson en el discurso de celebración.
"Triunfamos y rompimos el bloqueo. Ahora el país será capaz de ejecutar el Brexit", insistió el primer ministro. La salida del Reino Unido de la Unión Europea se produciría en enero.
Corbyn prometió, además del plebiscito para resolver esa cuestión, ejecutar un programa de corte progresista. Entre las medidas más impactantes, citó la nacionalización del agua, la electricidad y los ferrocarriles; la provisión de banda ancha gratuita para todos los hogares; el aumento de impuestos a las grandes corporaciones (del 19% al 26%), y la salvaguarda del Sistema Nacional de Salud.
Las urnas fortalecieron la posición del líder conservador, a la vez que sentenciaron el liderazgo de Corbyn en el partido Laborista. El perdedor dijo que se apartará de la conducción para las próximas elecciones.
Cerca del final del escrutinio, los conservadores obtenían 364 escaños y los laboristas 203. Más atrás, el Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) celebraba la conquista de 48 bancas parlamentarias, mientras el partido Liberal Demócratas se quedaba con 11 escaños, lejos de las pretensiones previas. Otras fuerzas se distribuían las 23 bancas restantes.
Para los conservadores, fue el mejor resultado electoral desde 1987 (Margaret Thatcher ganó su tercer mandato). Los laboristas, no tenían una cosecha tan magra de votos desde 1935.
El Brexit
En 2016, el electorado británico se fracturó en mitades frente a la disyuntiva entre seguir o no en la Unión Europea. La cuestión se dirimió en un plebiscito, que resultó a favor de la ruptura con el bloque regional por una diferencia mínima de votos: 51,9 contra 48,1 por ciento.
Las principales figuras de la política británica jugaron en contra del Brexit
El resultado del referéndum golpeó a las estructuras políticas tradicionales del Reino Unido.
Le costó el cargo al entonces primer ministro David Cameron, quien apostó su cabeza a que la mayoría de los británicos decidirían continuar en la Unión Europea. Se equivocó. Lo sucedió en el cargo Theresa May, también conservadora. Transitó a los tumbos la negociación del Brexit, al que se había opuesto en el plebiscito, con la Unión Europea hasta que finalmente cayó.
La sucedió Johnson, quien fuera uno de los mayores impulsores del Brexit, causa a la que se abrazó cuando casi nadie pensaba que tuviese alguna chance de imponerse en un referéndum. Lo que era imposible para casi todos, menos para Johnson, ocurrió a mediados de 2016.
Ese año había cumplido ocho años como alcalde de Londres. Cuando se lanzó a la campaña por la capital, los más avezados dirigentes de su partido le advirtieron de que un conservador no tenía chances de ganar en Londres. No les hizo caso.
Pudo ser primer ministro cuando renunció Cameron. Era el heredero natural por ser el presidente del Partido Conservador, pero declinó. Asumió May y lo nombró Canciller. Las diferencias entre ambos sobre cómo encarar el Brexit no tardaron en hacerse notar. Finalmente, determinaron la renuncia del Canciller en 2018.
Johnson siguió al frente de su partido, que lo eligió para suceder a May. El 24 de julio de este año, asumió como primer ministro.