Los tarifazos y la inflación incesante que trajo aparejado el plan económico de Macri -desde el 2018 en tándem con el FMI- pulverizaron la capacidad de consumo de los trabajadores. Todos los sectores sintieron el impacto, y uno de ellos es la industria del vino.
Las bodegas tienen un sobrestock para ocho meses, según admitió Patricia Ortiz, directora de Bodegas de Argentina, la cámara empresaria que agrupa los principales establecimientos de Argentina.
Tal como ocurrió en toda la industria alimenticia -donde la caída de Arcor y el consecuente repliegue, cierres y despidos- en la industria vitivinícola acumulan un excedente de producción sin despachar.
"Todas las bodegas tenemos mucho excedente, el stock que tenemos es para 8 meses, cuando no debería superar para los 5 meses. Si lo embotellamos, tenemos que comprar botellas y pagarlas en 30 días y si lo vendemos, recién lo cobramos a 120 días", le dijo Ortiz a BAE Negocios.
En el marco de recortes de consumo generalizado, lo que no dejó de venderse en medio de la crisis es el botellón de 1,25 de Viñas de Balbo, consignó el portal económico.
Con este panorama, el sector bodeguero se presentó ante el economista Matías Kulfas, del equipo de Alberto Fernández, con una serie de reclamos: "Necesitamos que bajen las retenciones, que haya mayores reintegros, tasas que nos permitan invertir, apoyo para llegar a mercados externos, las bodegas impulsamos el turismo, por eso Mendoza es un destino muy elegido. Queremos que se avance con acuerdos de consenso fiscal y mejorar alícuotas de ingresos brutos como la bonaerense", resumió Ortiz a BAE.
Desde 2015 desaparecieron en Mendoza 38 bodegas, según un informe del INV