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Por Pablo Guimón
Para El País
El Partido Conservador del primer ministro David Cameron ganó las elecciones celebradas el jueves en el Reino Unido con una mayoría absoluta que nadie esperaba. A falta de unas pocas circunscripciones electorales por terminar el recuento, los tories alcanzaron los 326 escaños necesarios para gobernar en solitario, una posibilidad que ninguna de las encuestas publicadas en los días previos contemplaba.
Los resultados provocaron la dimisión, a lo largo de la mañana, de los líderes de los tres partidos perdedores: el laborista, Ed Miliband; el liberaldemócrata, Nick Clegg, y Nigel Farage, de UKIP.
El resultado sorprendió a la propia reina, que se encontraba en el palacio de Windsor. Tuvo que cambiar sus planes para llegar hoy a Buckingham, donde se espera que reciba la visita del primer ministro para informarle de que está en disposición de formar Gobierno.
Los grandes derrotados son los laboristas y los liberalesdemócratas. Los primeros, prácticamente barridos del mapa político de Escocia, habrían perdido al menos 25 escaños en una noche que su líder, Ed Miliband, no dudó en calificar como “muy difícil y decepcionante”.
"He felicitado esta mañana personalmente a David Cameron", aseguró en su comparecencia a las 13.15 (hora peninsular española). "Asumo toda la responsabilidad de esta derrota. Reino Unido necesita un Partido Laborista fuerte y es hora de que lo lidere otra persona", dijo, antes de anunciar su dimisión.
Mayor si cabe es el derrumbe del Partido Liberal Demócrata, que apenas retiene ocho de los 57 escaños que obtuvo en 2010 en una noche “cruel y castigadora”, según Nick Clegg. Los centristas pagan un extraordinario precio tras formar parte de un Gobierno por primera vez en generaciones, y ocuparán la mitad de los escaños que lograron en las primeras elecciones a las que concurriente en 1992. La dimensión de la derrota ha llevado a su líder, el todavía vice primer ministro Clegg, a anunciar su dimisión. "Es una noche triste pero no permitiremos que los valores decentes liberales se extingan de la noche a la mañana", ha declarado.
Ambos partidos perdieron durante la noche los escaños de algunas de sus principales figuras. Hacia las 9.30 (hora peninsular española) terminaba el ajustado recuento en Morely and Outwood que suponía la salida del Parlamento de Ed Balls, portavoz de Economía laborista, que hasta ayer contaba con la posibilidad de convertirse en el próximo canciller del Exchequer. Su rostro cansado, al escuchar el recuento que le dejaba fuera el Parlamento, dibujaba el sentimiento general de un partido atónito ante la inseperada debacle. "Cualquier decepción personal por este resultado no es nada", dijo, "comparada con la sensación de dolor que me producen los resultados del laborismo por todo el país".
También el veterano Jim Murphy, que dirige el partido laborista en Escocia desde el final del año pasado, ha perdido su escaño. "Hemos sido golpeados por dos nacionalismos: el escocés y el inglés, este último representado por David Cameron y su mensaje de que un voto laborista era un voto al SNP", ha declarado a las 12.15 (hora peninsular española). Y el propio Douglas Alexander, director de la campaña laborista y portavoz de Exteriores de la oposición, perdió su escaño contra la joven nacionalista de 20 años Mhairi Black, en lo que se ha convertido en un símbolo del cambio sucedido en Escocia.Por parte de los liberales demócratas, pierden sus escaños hasta tres miembros del actual Gobierno de coalición -Vince Cable, Danny Alexander y Ed Davey- y el exlíder del partido Charles Kennedy.
La otra gran noticia de una noche, que los medios definen en conjunto como la mayor sorpresa en unas elecciones desde 1945, fue la aplastante victoria del SNP de Nicola Sturgeon. Escocia se convierte en una región prácticamente bajo un solo partido, que obtiene todos los 59 escaños escoceses menos tres, quedando solo uno en manos de los laboristas, antes mayoritarios al norte de la frontera. "Sabíamos que lo íbamos a hacer bien", declaró su líder, Nicola Sturgeon, "pero nunca habría soñado que conseguiríamos 56 de los 59 escaños escoceses".