
Mendoza se ha convertido en una pieza de artillería económica en la nueva Guerra Fría entre Washington y Beijing. El gobernador Alfredo Cornejo aprovechó el conflicto ambiental en torno a la minería para introducir a los mendocinos en uno de los bandos de una guerra global con características inéditas y consecuencias inestimables sin tener que debatirlo con nadie.
"Siento la obligación de apoyar a este gobierno nacional", puntualizó el mandatario mendocino antes de anunciar el alineamiento incondicional con La Libertad Avanza, del Presidente Javier Milei, soldado del líder estadounidense Donald Trump, enfrascado en la construcción de un bloque que apuntale el poder de su país para enfrentar a China en una guerra por la hegemonía gobal.
A la par de la negociación del pacto con Milei, Cornejo tejía el entramado que le permitiría avanzar con la minería de cobre en la Cordillera mendocina.
Las dos operaciones políticas más importantes encaradas por el mandatario en su segundo turno al frente del Gobierno de Mendoza, el pacto electoral y el fortalecimiento del lobby minero, tenían un ancla común derivada de la geopolítica, lejana a las discusiones públicas que condicionaron las negociaciones. El cobre de Mendoza es una gema en la agenda de los intereses estratégicos estadounidenses, mortificados por el dominio abrumador de China sobre el metal estrella de la transición energética.
China es la dueña del cobre
China procesa más de la mitad del cobre que se produece en el mundo. Ahí reside una de las razones que imposibilita al resto competir con la producción china de autos eléctricos, paneles solares y las demás manufacturas con alta incidencia del cobre sobre el costo final de fabricación. Donald Trump decidió ir a una guerra con características inéditas contra el gigante asiático para evitar que despoje a Estados Unidos del rol hegemónico que ostenta desde que se definió la segunda guerra mundial.

Argentina tiene reservas de nivel mundial de cobre, en San Juan y Mendoza. Para asegurarse el control del metal rojo nacional, Trump cobijó a Milei. La presunta amistad entre los mandatarios a la que endilgan el apoyo electoral desvergonzado del norteamericano al libertario argentino no tiene relevancia al lado del cobre de la Cordillera como sustento de la intervención norteamericana en el reciente proceso electoral argentino.
El cobre de Mendoa está en el radar del gobierno de Estados Unidos. Milei y Cornejo son conscientes y están en sintonía con la política de sumisión frente a Trump, en este caso, pero no cambiaría sustancialmente la postura si fuese otro el líder colonialista al que reportar.
Pacto electoral, minería y Donald Trump
El pacto electoral no caería por más rechazo que generara hacia la interna de cada partido, mientras la aprobación de la minería en Uspallata avanzaría fuese cual fuese el tamaño de la resistencia. Ambas premisas se cumplieron este año, sin rechazos para la alianza electoral y con la policía y los fiscales de Cornejo controlando la prostesta popular sin escatimar contradicciones con la ley en el accionar que desplegaron.
Hasta ahora, la dirigencia política mendocina cada vez que se puso al frente del del lobby minero había salido derrotada por la resistencia popular. Esta vez fue distinto, en gran medida porque los interses en juego son infinitamente superiores a los reunidos en el pasado tras la minería metalífera.
Estados Unidos quiere el cobre argentino y está dispuesto a todo para tenerlo, incluso a intervenir la democracia argentina.
En torno al salvataje electoral de Trump a Milei trascendió la aceptación de Milei al pedido de sumarse al bando estadounidense en guerra con China. Sobran los gestos y señales del trasfondo geopolitico tanto de la alianza electoral de Milei con Cornejo como de la intervención nortemericana en el proceso electoral que desmbocó en los comicios del 26 de octubre.
No obstante, podría un fanático cornejista descalificar las evidencias de marra, pero se le complicará por demás ningunear el hambre norteamericano frente a los recursos naturales de Mendoza desnudado por el flamane embajador Peter Lamelas con la convocatoria a Cornejo a una reunión antes que a niguno de los gobernadores.
Energía, minería y desarrollo, la agenda con Lemelas
"La reunión permitió avanzar en temas vinculados a inversiones, energía, minería y desarrollo económico", informó en su momento la prensa oficial, con lo cual no hizo más que despejar dudas sobre el interés de Estados Unicos por el cobre de mendoza. Con Trump alimentando una guerra contra China, las reservas de cobre se transformaron en armas para la artillería pesada de los bandos en conflicto.
China ya le arrebató el dominio del cobre al país del norte de América, algo impensado hace un cuarto de siglo, cuando los norteamericanos eran amos y señores de ese mercado. La guerra entre las dos principales potencias globales aelerada por Trump llegando al primer cuarto del primer siglo del tercer milenio no presenta un campo de batalla militar, sino que avanza con ataques de índole comercial.

En ese contexto, el metal rojo mutó de insumo industrial a sistema nervioso de la civilización moderna: el cobre ha dejado de ser un simple commodity para transformarse en el activo estratégico más disputado del siglo XXI.
El Cobre como "salvoconducto geopolítico"
Bajo el alineamiento incondicional de Javier Milei con los Estados Unidos, el cobre de Mendoza deja de ser una mercancía comercial para transformarse en un recurso de seguridad nacional para el bloque occidental.
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La lógica de EE. UU.: Para Washington, cada tonelada de cobre que Mendoza produzca y que fluya hacia puertos del Pacífico sin pasar por el control de fundiciones chinas, es una victoria táctica.
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El rol de Mendoza: La provincia se posiciona como el "socio confiable" en el patio trasero de EE. UU., ofreciendo lo que China hoy domina: la materia prima para la electrificación del Pentágono y de Silicon Valley.
El dilema del pragmatismo vs. la ideología
Aquí reside la tensión más potente. Mientras el Gobierno Nacional sostiene un discurso de confrontación ideológica con China, la realidad del mercado del cobre es que China sigue siendo el mayor comprador y refinador del mundo.
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Mendoza queda en medio de una "pinza": necesita el financiamiento y la tecnología que el alineamiento con EE. UU. promete (vía RIGI y empresas como Rio Tinto o Freeport), pero no puede ignorar que el precio de su mineral lo sigue definiendo la demanda de Shanghái.
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El alineamiento de Milei obliga a Mendoza a elegir proveedores: ¿Se permitirán excavadoras o tecnología de comunicaciones 5G china en las minas de Malargüe si eso incomoda a la Trump cobijó a Milei ? La respuesta en 2025 parece ser un "no" rotundo, asumiendo un costo de capital potencialmente más alto por la exclusividad occidental.
Ser el aliada incondicional de una potencia en guerra comercial convierte a Mendoza en un objetivo estratégico.
Si el alineamiento con Estados Unidos no se traduce en inversiones tangibles de infraestructura (trenes, energía, puertos) de manera inmediata, Mendoza corre el riesgo de haber cerrado puertas con el mayor consumidor de cobre del mundo (China) a cambio de una "protección" diplomática que no llena las arcas provinciales. Mendoza se está transformando en la frontera minera de Occidente.


