Profesores-investigadores especialistas en la obra y trayectoria de Arturo Roig expresan su opinión sobre una serie de artículos de la prensa que ligan al filósofo mendocino con el asesor de campaña del Pro Jaime Durán Barba, gurú del macrismo en cuanto a imagen partidaria.
Esta es la nota de desagravio en memoria de Arturo Andrés Roig, publicada por el sitio web de la UNCuyo:
En una entrevista publicada el día 11 de abril en el diario La Nación, que fue reproducida parcialmente al día siguiente en el periódico Los Andes, el asesor de campaña del Pro Jaime Durán Barba realiza una serie de declaraciones que requieren ser precisadas y cuestionadas. En especial, en la referencia que realiza a partir de su venida a la Argentina en los ’70, siendo un joven que se interesaba por el movimiento filosófico surgido en Mendoza, donde menciona su acercamiento a Arturo Roig, quien era entonces Secretario Académico de la Universidad Nacional de Cuyo. Este dato, sin duda no tan conocido, es en el que se centra la nota del diario local y que nos interesa comentar, para lo cual es necesario remitirlo al marco general del artículo de La Nación, titulado bajo una afirmación efectista de Durán Barba en que sostiene que “el Pro es el único partido de izquierda”, sin más argumentos que anécdotas personales fragmentarias sobre su filiación izquierdista y algunos pormenores de su vinculación inmediata como asesor de imagen de los principales candidatos.
A quienes han conocido a Arturo Roig y su obra escrita, que sin duda ha tenido una trascendencia que sigue siendo valorada en Mendoza y a nivel internacional, sabrán contrastar la coherencia ética y el rigor intelectual que él mantuvo, de lo que significa una declaración oportunista de Durán Barba que reivindica el “magisterio” que habría ejercido en su juventud. Arturo y su familia tuvieron que exiliarse durante la última dictadura en Ecuador, hecho que él aminoraba en el inevitable desarraigo provocado diciendo que seguía estando en la patria grande. Y en ese país donde lo recibieron colegas y amigos ecuatorianos siguió desarrollando una tarea fecunda sobre el pensamiento y la historiografía latinoamericana hasta su regreso a nuestra provincia en 1984. Su vocación paralela por la docencia y la formación de grupos de investigación fue una característica personal, con una generosidad y dedicación que merece ser reconocida. Como lo han aclarado sus hijas Hebe y Elizabeth, Arturo Roig no mantuvo ninguna relación en esos años de exilio con el ecuatoriano Durán Barba. Incluso se refieren a una entrevista que este último le solicitó en 2011 a la que él no accedió, previendo que podía ser utilizada en función de ser el encargado de una publicidad partidaria en la que parece no mediar ningún reparo, lo cual queda evidenciado en esta última nota periodística.
Lo que en una primera impresión para un lector desprevenido podría ser motivo de una noticia llamativa, no deja de causar indignación si entendemos que esconde una manipulación en el marco de un proceso electoral. Si algo pudiera haber aprendido de Roig, y en particular de lo que significa pensar con un compromiso social, es que no basta con adscribirse a un rótulo vacío de contenido. Los discursos que sostenemos contienen valoraciones y diversas formas de ver la realidad, que en el caso de la política sería mejor explicitarlos. Si no se cae en un pragmatismo rayano en el cinismo, que son fenómenos ideológicos en el peor de los sentidos. Lejos estaba Arturo de esta posición en las ideas que sostuvo, que es en definitiva lo que marcó su actitud ética ante la vida y la tarea intelectual.
Adriana Arpini – DNI nº 10.275.940
Marisa Muñoz – DNI nº 17.368.089
Dante Ramaglia – DNI nº 16.555.422
Lo siguiente es un fragmento de la entrevista a Durán Barba donde menciona a Arturo Roig:
-¿Usted integraba la JP?
-¡Claro! Yo fui siempre un tipo de izquierda. La cosa es así: toda mi vida tuve mucha relación con tres países: Ecuador, México y Argentina. Yo viví dos años en Mendoza. A principios de los 70 había ahí una escuela de filosofía estupenda, estaba el filósofo Arturo Andrés Roig, que fue mi gran maestro, un tipo increíble. Mi familia es una familia tradicional de las sierras ecuatorianas, muy rica, aristocrática, dentro de las tradiciones más reaccionarias.
-¿Quiso ser la oveja roja de la familia?
-(se ríe) Yo empecé actuando en teatro a los 11 años y me dediqué a él buena parte de mi vida, cosa que a mi padre, que era un gran empresario, le parecía una estupidez. Cuando entré a la universidad siempre estuve vinculado a la literatura. Para mi, el impacto de la revolución del 68 fue una cosa brutal. Entonces fundamos con otros muchachos, todos de las mejores familias, una cosa que se llamó "El Antipartido", cuyo lema era "el que cumple 20 años es traidor". Al poco tiempo tuvimos que subir la edad (risas)
-¿Y cuándo es que viaja a Mendoza y se hace de la JP?
-Yo quise hacer una tesis doctoral en filosofía comparando a Aníbal Ponce con Mariátegui, un peruano. Entonces me informé de que en Mendoza había un epistolario, habían intercambiado muchas cartas pensando sobre América Latina, el psicoanálisis, el indigenismo, Ponce y Mariátegui. Me voy a Mendoza, a la Universidad Nacional de Cuyo. Llegué cuando iba a ser elegido Cámpora, en el último tiempo de Lanusse.
-Y ahí descubre el peronismo...
-A ver, ¡me pareció algo increíble! Siendo izquierdista y proletario, por primera vez había un partido con obreros. El peronismo me pareció genial. Había sindicatos.