La fuerza laboral registrada del sector privado se recompone lentamente en Mendoza tras el golpe de la cuarentena para contener la primera ola de la pandemia de coronavirus. De todos modos, si se comparan los datos de febrero, los últimos difundidos por el Ministerio de Trabajo de la Nación, con los de un año antes se perdieron 11.500 puestos en blanco en las empresas de la provincia.
La pandemia generó condiciones extraordinarias imposibles de predecir que golpearon a la economía. Una de las consecuencias de alcance global fue la destrucción de empleos. Mendoza no fue ajena, con un agravante: la incapacidad para generar empleo demostrada por el sector empresario mendocino.
La masa de asalariados registrados del sector privado en la provincia era más numerosa en febrero de 2012 (249.100 trabajadores) que antes de entrar en la cuarentena dura, nueve años después.
En febrero de este año, se contaban 235.400 asalariados en el sector privado registrado de la provincia. Un año antes, el último mes sin restricciones con impacto en la economía, las empresas empleaban a 246.900 trabajadores.
A un año de la detección del COVID en el país, se recuperó sólo el 57 por ciento del empleo perdido desde marzo hasta septiembre. El dato alentador es que en febrero se contaron 5.700 asalariados más que en enero, lo que implica el mayor alza mensual desde marzo del año pasado. De todos modos, febrero históricamente presenta mejores números que enero en cuanto a trabajo registrado privado.
La cuarentena estricta para contener la expansión del COVID-19 produjo una notable contracción de la economía. Uno de los efectos directos fue la destrucción de puestos laborales en los meses siguientes.
La menor cantidad de empleados privados se contó en septiembre, con 222.400 trabajadores en la actividad formal. Para entonces, se había perdido un empleo en blanco del sector privado cada 10 de los que existían antes de que el coronavirus se declarara pandemia.
En octubre se quebró la tendencia a la baja con una leve expansión del universo de asalariados privados formales. Desde entonces, la masa de asalariados del sector privado formal no dejó de crecer hasta febrero de este año, cuando se registró el récord de nuevos puestos (5700) respecto al mes previo desde el inicio de la pandemia.
El tamaño de la fuerza laboral de las empresas mendocinas en su conjunto volvió a los niveles de abril de 2020, el primer mes completamente impactado por la cuarentena dura.
Los datos de empleo registrado que entrega la cartera laboral de la Nación surgen del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Descargar
Dejando de lado el tiempo en pandemia, para hallar un universo de trabajadores formales del sector privado más acotado que el actual hay que remontarse a septiembre de 2011. Y si se compara con los datos de febrero de los años anteriores, en 2010 fue la última vez que se contaron menos empleados en el sector privado que este año.
El radical Rodolfo Suarez asumió una pesada herencia en materia de generación de empleo privado cuando tomó el mando del gobierno al final del mandato de su correligionario Alfredo Cornejo. En los cuatro años que estuvo el actual diputado nacional al frente de la provincia se perdieron 1700 puestos de trabajo. Cuando Cornejo sucedió a Francisco Pérez se registraban 242.900 trabajadores privados en blanco, 1.100 más que al inicio de la gestión del peronista. Suarez asumió con 241.200 asalariados en el sector privado formal.
El índice de desocupación que mide el INDEC en el Gran Mendoza saltó del 9,8 por ciento en el primer trimestre al 15,3 por ciento en el segundo trimestre, en plena cuarentena estricta. Luego, cedió hasta el 8,2 por ciento en el tercer trimestre y volvió a subir en el último trimestre hasta el 10,6 por ciento, con 54 mil desocupados en el Gran Mendoza.
Suarez consolidó y profundizó en su primer año de gestión la desocupación que dejó Cornejo
La desocupación y la pobreza tienen vínculos indestructibles. Con miles de trabajadores cesados en sus empleos, se multiplicó la población que no consigue ingresos suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales. El índice de pobreza en el Gran Mendoza llegó al 44 por ciento en la medición del INDEC del segundo semestre del año pasado.
La pobreza de Mendoza creció el último año de Cornejo casi el doble que en pandemia