Durante un recorrido por la Plaza San Pedro, el Papa consoló a un nene que lloraba por la muerte de su mascota y le aseguró que volvería a ver a su perro en el cielo: "El cielo está abierto a todas las criaturas de Dios", le dijo. Francisco mencionó el hecho en la apertura de la audiencia general en el Vaticano: "Un día vamos a ver a nuestros animales de nuevo en la eternidad de Cristo", señaló.
No es la primera vez que el Papa genera revuelo con sus dichos que desafian las formalidades de la Iglesia. Tanto es así que la empresa italiana Eurolactic Italia, que comercializa leche de burra, le regló dos burros, Thea y Noé.
El teólogo y especialista en ética cristiana de la Universidad de Fordham, Charles Camosy, dijo al New York Times que es difícil saber qué quiso decir el Papa, ya que "habló en un lenguaje pastoral que no se supone que los académicos diserten".