Escenario: las narices peronistas mendocinas agudizan el olfato para no perder contacto con el aroma del poder.
Por Javier Polvani
Daniel Scioli se hace el sota, pero en él muchos peronistas, incluso varios que se han mostrado como ultrakircneristas, ven el futuro del poder. "Los peronistas olemos la ruta del poder y nos encaminamos, sin demasiados cuestionamientos", le dijo a EXPLÍCITO un obrero de la construcción del sector azul del PJ mendocino que regentea el desideologizado operador Juan Carlos Mazzón.
El escenario nacional condiciona al mendocino. Y en el centro del poder del país el peronismo ligado al Gobierno es pro reelección de la presidenta Cristina Fernández o es auspiciante de la sucesión a manos del gobernador de Buenos Aires. Los ultra K no creen en otra opción que la reelección, mientras los K más moderados no descartan un pacto con Scioli para que éste suceda a Cristina y gobierne sin rencores ni persecusiones judiciales contra los funcionarios que ocuparon despachos neurálgicos desde mayo de 2003.
En Mendoza, si faltaba alguna señal para que se expandieran las dudas sobre la lealtad al kirchnerismo de parte de algunos sectores del aparato peronista, en las última semana se saldó el supuesto faltante.
Primero, el senador Adolfo Bermejo, hijo dilecto del Chueco Mazzón, le dijo a MDZ que Mendoza no tiene que obedecer las órdenes de la Casa Rosada respecto a la conformación de las listas de candidatos para las legislativas del año que viene. También dijo que no cree que haya reelección de Cristina Fernández de Kirchner, a contramano de lo que aseguran los kirchneristas puros a los cuatro vientos.
Tras la entrevista de Jorge Fernández Rojas al senador Bermejo quedó en evidencia que algunos peronistas mendocinos hablan perfectamente el arameo o al menos dominan sin problemas el diccionario de insultos de ese idioma.
Y después de la nota del senador, su hermano, Alejandro Bermejo, intendente de Maipú, aportó otro gesto discordante con el férreo alineamiento que tiene el gobierno de Francisco Pérez con la Casa Rosada. El Pulga se hizo ver en la primera fila del acto que encabezó el jueves en Guaymallén el líder de la CGT opositora Hugo Moyano, uno de los enemigos más vilipendiado en el último tiempo por el kirchnerismo.
La presencia del intendente maipucino junto a Moyano en Guaymallén contrastó con la ausencia del jefe del PJ provincial e intendente de ese departamento, Alejandro Abraham, uno de los referentes de la Corriente Peronista Mendoza, sector interno que compite con el azul de Mazzón por el poder partidario provincial. El cacique de Guaymallén está en otra, todavía es kirchnerista ortodoxo, como todos en la Corriente.
En el medio de los azules (aliados circunstanciales del Eje Peronista de los hermanos Omar y Emir Félix, diputado nacional e intendente de San Rafael) y la Corriente Peronista está Paco Pérez, un cristinista furioso que, sin embargo, no puede prescindir del operador Mazzón, quien fue fundamental para que él se sentara en el sillón de San Martín.
Por ahora, el gobernador está más ocupado en negociar la posibilidad de su reelección con los radicales disidentes, los monobloques y algún ganso necesitado. Tiene tiempo para eso hasta que la guerra por los lugares de las listas legislativas lo obliguen a jugarse públicamente en la interna. Hoy por hoy, los azules lo acusan de jugar para la Corriente y estos de dejarse dominar por Mazzón y sus espadachines locales.
