Por David Menayo
Para Marca
Rafael Nadal se despidió de Wimbledon en primera ronda al ceder ante Stever Darcis en tres mangas. El balear, que no jugaba desde que conquistara Roland Garros, se vio sorprendido por el número 135 del ranking ATP, que firmó la gran sorpresa del torneo.
Rafa Nadal se reecontraba oficialmente con la hierba después de caer en la segunda ronda de Wimbledon 2012 ante Lukas Rosol, una derrota que enmascaraba por aquel entonces una lesión de rodilla que le privó de competir los siete meses posteriores. El balear volvió a vivir un episodio amargo sobre el tapete inglés firmando una nueva derrota contra pronóstico. Con la Pista 1 del All England Tennis Club como escenario de juego y el belga Steve Darcis como verdugo, el español se despidió del torneo a las primeras de cambio tras ceder por un marcador de 7-6(4), 7-6(8) y 6-4 tras dos horas y cincuenta y cinco minutos de acción.
Más de una hora duró un primer set en el que Rafa siempre fue a la contra. Tuvo que remontar diete bolas de bolas de break (un 0-40 incluido) en sus primeros tres servicios antes de ceder su saque en el umbral del tie-break. Darcis, que se creyó mejor de lo que fija su ranking (135º), sólo encogió su brazo cuando sacaba para hacerse con el primer parcial. El primer acto tuvo que resolverse finalmente en una muerte súbita que hizo justicia a lo visto en el preámbulo: Nadal remando y su rival superándole tanto en juego como en confianza. El balear dejaba sensaciones encontradas y sacaba a pasear fantasmas del pasado.
La maltrecha rodilla tomó protagonismo
Juego de luces y sombras, como el cielo londinense, donde las nubes se resistían a dejar brillar al sol. El duelo se consumió entre dos aguas. En un lado de la orilla Darcis, que no se terminaba de creer que fuera por delante ante Nadal; en el otro el español, que intentaba menguar la nómina de errores no forzados y aferrarse a los buenos golpes que poco a poco iba sacando de la chistera. Fue Rafa quien tuvo el set en su casillero si hubiera acertado a resolver con 6-5 y servicio. El break de Steve en el momento oportuno dio paso a un tie-break vibrante en el que Nadal salvó cuatro bolas de set (3-6, 6-7) y desperdició una bola de set (8-7) para acabar cediendo el set tras otras hora de juego más consumida.
Era momento de sacara consulta la estadística y darse cuenta de que Nadal sólo había remontado dos sets en contra en dos partidos de Grand Slam, ambos curiosamente en Wimbledon (en 2006 ante Robert Kendrick y en 2007 ante Mikhail Youzhny). El break de Darcis en el juego inicial hacía más difícil si cabe la empresa. El rostro serio en el box de Toni Nadal y Xisca Perelló eran fiel reflejo de la preocupación que se palpaba en el verde. Nadal lo intentó, pero su maquinaria nunca terminó de carburar. Se le veía sufrir en cada desplazamiento lateral y daba la sensación de tener la rodilla tocada. Darcis se dejó llevar, mantuvo el tipo y nunca dudó de que la victoria era posible. Y así fue.
La derrota de Nadal en Wimbledon siempre se recordará por ser la primera vez en la que el balear se despide de un Grand Slam en primera ronda desde que debutara en estos torneos hace ahora una década en Londres. Es la tercera derrota en 2013 de Rafa, que desde su vuelta solo coleccionaba títulos (Sao Paulo, Acapulco, Indian Wells, Barcelona, Madrid, Roma, Roland Garros) y finales (Viña del Mar, Montecarlo). Ahora le tocará descansar, seguir tratando su rodilla y volver a punto para afrontar el último tercio del campeonato.