La hipótesis del jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Craig Faller, que considera que la estación espacial china situada en Neuquén representa un riesgo para la seguridad de su país y sus aliados "es un cuento chino". El ex gobernador neuquino, Jorge Sapag, rechazó en esos términos la posibilidad de que la base construida en la localidad de Bajada del Agrio sea utilizada con fines militares o de espionaje por el gobierno chino.
Para Sapag, no tiene asidero la "preocupación" por el potencial de la antena instalada en Neuquén para amenazar la seguridad de Estados Unidos que Faller le transmitió al Congreso de Estados Unidos.
Ante las sospechas surgidas en el gigante del Norte de América, el influyente dirigente del MPN salió a defender los "propósitos pacíficos" de la base autorizada en 2015, al final de su gobernación, en declaraciones al portal Humanidades.com.ar.
Aseguró que no se usa para otra cosa que la investigación del espacio y que "está abierta a las visitas para aprender sobre el espacio y el universo". Esgrimió que las instalaciones demandaron 50 millones de dólares de inversión, mientras que una base con fines militares no se podría hacer con menos de 5000 millones de dólares.
En su alegato contra las sospechas que abona Estados Unidos respecto a los fines que persigue el gobierno chino con la base neuquina, el ex gobernador aseguró que la "antena" montada en Bajada del Agrio “es igual a la que está en Malargüe, al sur de Mendoza, administrada por países europeos”.
En la comparación, Sapag aludió al Observatorio Pierre Auger, una iniciativa conjunta de 18 países en la que colaboran unos 500 científicos de 100 instituciones, con la finalidad declarada de detectar partículas subatómicas que provienen del espacio exterior, que son denominadas rayos cósmicos.
China y Vaca Muerta
Más allá de las similitudes que puedan existir entre las antenas de una y otra estación, hay una diferencia que es clave para el sustento de las sospechas estadounidenses sobre la base neuquina: es propiedad del estado chino y la administra el Ejército Popular del país que es visto por Estados Unidos como una amenaza para su hegemonía global.
Se ubica en el paraje Quintuco, a 20 kilómetros de la cabecera de Bajada del Agrio, localidad del departamento Picunches, situado en la zona centro de Neuquén a unos 260 kilómetros de la capital provincial.
Más importante aún para la geopolítica: está a unos 160 kilómetros de Añelo, el epicentro de los yacimientos más ricos de los que están en explotación en Vaca Muerta, la segunda reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo no convencional. Ahí tienen negocios compañías emblemáticas de Estados Unidos, como Chevron y Exxon, nacidas del desguace de la Standard Oil, de Jhon D. Rockefeller.
Faller expuso la hipótesis sobre la base neuquina que inquieta al gobierno de su país entre las 19 páginas de un informe que presentó al Congreso de Estados Unidos. En el documento, redactado con el fin de esclarecer al Parlamento los objetivos del Comando Sur, el militar consideró que "la presencia china y sus actividades en la instalación de observación del espacio profundo en Argentina son preocupantes".
El malestar del gobierno estadounidense por la instalación de la base espacial china en Neuquén no es nuevo, aunque nunca se había plasmado en un pronunciamiento oficial explícito antes de la exposición de Faller.
"Beijing podría estar violando los términos de su acuerdo con Argentina (desplegar actividades civiles relacionadas con la investigación espacial, exclusivamente)", advirtió el jefe del Comando Sur, a la vez que precisó sus dudas respecto al uso de la base: "Podría tener la capacidad para monitorear potencialmente a objetivos de los Estados Unidos, de sus aliados y sus socios en actividades espaciales".
China aseguró que la estación se dedica a la investigación espacial. Le adjudicó un rol clave para el aterrizaje pionero de una nave espacial de ese país en el lado oscuro de la Luna, el mes pasado.
Cristina y Macri avalaron la base
La base se instaló en virtud de un acuerdo firmado en 2015 por los presidentes Cristina Kirchner y Xi Jinping. Mauricio Macri ratificó el acuerdo después de asumir la presidencia, dejando de lado la advertencia de Susana Malcorra, su primera ministra de Relaciones Exteriores, respecto a la imposibilidad del país para conocer la finalidad que le da China a su base.
El gigante asiático es uno de los principales socios comerciales de Argentina, una condición determinante para la firma y posterior ratificación del acuerdo que posibilita el funcionamiento de la base espacial en Neuquén.
Sapag descalificó lisa y llanamente la hipótesis del Comando Sur, a la vez que reivindicó su actuación como gobernador en el proceso de radicación del proyecto en Neuquén.
"Estoy muy tranquilo con la decisión tomada en una zona desértica. Es un radar y no una base militar, como dicen algunos periodistas y funcionarios de inteligencia norteamericanos”, desafió.
Luego destacó la actuación china en la construcción de la infraestructura en Bajada del Agrio: “Tuvo que llevar agua hasta ese lugar, dio trabajo a obreros de Zapala, Las Lajas y Loncopué, y de toda la región".
Al final, sostuvo que para hacer espionaje no era necesaria la instalación de la antena. "Si alguien nos quiere espiar no necesita de esa base, lo puede hacer desde un satélite, ya que están las herramientas tecnológicas”, espetó.