La política económica del gobierno de Mauricio Macri logró una reducción real del poder adquisitivo del salario equivalente a 20 puntos porcentuales entre octubre de 2017 y el mismo mes de 2018.
En concreto, los salarios crecieron en términos interanuales en octubre un 26,2 por ciento, mientras la inflación registró una suba del 45,9 por ciento. Es decir, la inflación aumentó un 75 por ciento más que los sueldos. Así surge de los números oficiales difundidos por el INDEC.
La baja real de los salarios cumple con la premisa fundacional del gobierno macrista: bajar los costos a los empresarios. "Los salarios son un costo más", pregona históricamente el mandatario actual.
"Les hicieron creer a los trabajadores que con un sueldo medio se podían ir de vacaciones y comprar celulares", amplió el concepto el economista radical Javier González Fraga, designado por Macri al frente del Banco Nación.
Todos los demás costos volaron por las nubes con la devaluación del ciento por ciento del peso y la inflación subiendo sin control.
El INDEC dio a conocer el índice salarial de octubre. En promedio los sueldos subieron 3,7 por ciento ese mes con relación a septiembre. En términos interanuales, los salarios tuvieron un ajuste al alza de 26,2 por ciento, al mismo tiempo que la inflación voló un 45,9 por ciento.
La magnitud de la pérdida de los trabajadores es similar a la experimentada tras la salida de la convertibilidad, en 2002, después de la debacle producida por la política de Domingo Cavallo avalada por el expresidente radical Fernando de la Rúa.
En este aspecto, Macri consiguió con creces los objetivos que tenía al iniciar su gestión. Los que fueron expuestos con claridad por el radical González.
"El índice de salarios total mostró un crecimiento en los últimos doce meses de 26,2%, como consecuencia de la suba 27,3% del total registrado y de 21,9% del sector privado no registrado”, señaló el informe del INDEC.
La caída de los salarios no mejoró la productividad de las empresas. Al mismo tiempo que los trabajadores perdieron poder de compra, la producción industrial se desplomó un 13,3 por ciento y la construcción se contrajo un 15,9 por ciento.