Operación despojo

La perversa justificación de Milei para precarizar el trabajo, el sueño húmedo del establishment

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Javier Milei.

En los círculos del poder económico se agiganta una contradicción: mientras el gobierno de Javier Milei impulsa una reforma laboral históricamente regresiva a pedido de un sector patronal, muchos empresarios reconocen en privado que esta medida no resolverá los problemas estructurales de una economía que marcha en dos velocidades.

El proyecto que mandó Milei al Congreso despoja a los trabajadores de derechos básicos, a la vez que exime a las patronales de las obligaciones que le caben. Si la iniciativa cruza las dos cámaras legislativas con éxito, los empresarios podrán despedir sin costos o tomar personal en negro sin exponerse a multas en caso de ser descubiertos. No obstante, el inmenso aparato de propaganda del gobierno libertario instala que la precarización favorecerá a los trabajadores excluidos del sistema formal, sin perjudicar a quienes se desempeñan en blanco.

La seducción del establishment

Como sostuvo el periodista Diego Genoud, la reforma laboral siempre ha sido el "sueño húmedo" del empresariado argentino. Como bien señalan los conocedores del establishment, no existe un empresariado homogéneo sino distintas facciones con intereses contradictorios.

La situación de Pablo Roca ejemplifica la dualidad del modelo Milei: gana en el sector petrolero mientras pierde con las importaciones chinas en el siderúrgico.

Paolo Rocca, en un acto con Patricia Bullrich, declaró que la reforma laboral "está en el corazón de la competitividad". Sin embargo, él y muchos de sus pares saben que esta medida no resolverá los problemas de una economía fría, donde sectores clave como la industria, la construcción y el comercio —los mayores generadores de empleo— siguen en caída libre.

Los números no mienten: en la industria argentina están paradas cuatro de cada diez máquinas. El panorama es aún más desolador en el sector textil, donde siete de cada diez máquinas permanecen inactivas. Teddy Caragosian, referente textil y padre de Tommy Caragosian de La Fábrica Podcast, conoce demasiado bien esta realidad.

La paradoja es evidente, como planteó Genoud: ¿Para qué vas a invertir o contratar más personal si tenés las máquinas paradas?

La reforma laboral, por más que arrase con derechos adquiridos y arrincone a los sindicatos, no resuelve el combo mortal de importaciones en aumento y demanda planchada que afecta a numerosos sectores productivos.

La economía en dos velocidades

Mientras algunos sectores se hunden, otros navegan en aguas prósperas. El petróleo, la minería, el agronegocio y la intermediación financiera continúan generando ganancias significativas. Esta heterogeneidad económica explica por qué algunos industriales reconocen que la reforma laboral no solucionará sus problemas, pero igualmente la apoyan como parte de la agenda empresarial que Milei prometió cumplir.

Se trata de la reforma más regresiva desde la dictadura militar, algo que ni Macri pudo concretar. El gobierno postergó la reforma previsional —otro tema sensible— para concentrarse en esta embestida contra los derechos laborales.

La gran mentira ideológica

El dispositivo retórico del gobierno es perverso: argumenta que esta reforma beneficia a "los excluidos" del trabajo formal, cuando en realidad legaliza la precariedad que ya sufre al menos la mitad de los trabajadores.

Diseñada por Sturzenegger, la reforma incluye puntos destinados específicamente a dañar el modelo sindical: prohibición del derecho de huelga, creación de un fondo de cese laboral y una transferencia de ingresos estimada en 2500-3000 millones de dólares mediante reducción de contribuciones patronales.

Hasta dentro del gobierno reconocen que "esto va a haber que cambiarlo", conscientes de la dificultad para conseguir los votos necesarios. Mientras tanto, la respuesta del jueves próximo en la manifestación convocada por las centrales sindicales será crucial para definir el destino de esta reforma que, en nombre de los excluidos, beneficia exclusivamente a los sectores más concentrados del poder económico.

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